miércoles, 9 de octubre de 2019

NOS IMPORTA DEMASIADO



Suponiendo que logro que ella deja que se la meta. Ella, esa misma. La de ojitos dormilones. Después de besarnos y de yo agarrarle las chichis y meterle mano a la entrepierna, que consiga encuerarla, y yo sacármela y apuntársela en la entrada de su cueva vaginal, darle unos golpecitos antes como tocando la puerta. Y se la meto hasta adentro, y ella parece disfrutarlo y se mueve torpemente mientras trata de atraparme por el pito con sus paredes vaginales provocándome un enorme placer; ejercicios kegel, olores, sensaciones. Y yo deseo terminar adentro. No tengo el hule puesto. Dijo ella que no había que  preocuparse. Los niños y todo eso. Ahí viene. Unos segundos antes siento el torrente venir y regarle los ovarios varias veces. ¿Y todo para qué? No le veo el chiste, no veo la razón para hacerlo. Para mí no es placentero, es trágico, me siento triste de regarle sus ovarios. Y si no soy yo el que le riegue los ovarios serán otros. Ellas felices con nuestro semen en su interior. Luego lo desechan en el retrete o en la ducha que se va por la coladera. Nos importa demasiado. . ¿Y todo para qué?