Por eso toman mucho y se drogan porque son bien geis pero closeteros y se evaden de su realidad. Se cuchichean, se tocan el culo, se ven a los ojos demasiado tiempo, sonriendo. Hablan en clave y de cosas que sólo ellos entienden y disfrutan. Algunos se jactan de ser players, de ser mujeriegos. Nada más es pantalla. En silencio y en soledad les sale lo mariposa que no es jabón que se desgaste.
No les agradamos los hombres feos, duros y sin futuro.
Se interesan por hablar solamente con quienes tienen afinidad homoerótica.
Y hacen bien porque qué ďe interesante puede tener un hombre que le gusta que le soplen en la nuca. Algunos pocos marikean por aburrimiento, por estrés. Pero los verdaderos chotos son muy discretos. No les gusta ser identificados como gei ni como drogadictos porque es señal de que su realidad hetero ya no les interesa más que para guardar las apariencias. Están controlando el mundo.
David Gordon