sábado, 2 de abril de 2022

ABRIRSE DE CORAZÓN

La gente ya no es gente. Suelo decir que cuando estoy solo, como ahora mismo, pienso mucho en toda la gente. Y cuando estoy rodeado de gente sólo pienso en mí mismo. Para no perder la voz de vez en cuando hablo con alguien, de cosas superficiales por lo regular, pero es mejor hablar aunque sea un poco que evitarlo. Sólo hay que procurar no abrirnos mucho de corazón con la gente porque esta se aprovecha de uno. Se aprovechan de la nobleza del acto de abrirse de corazón. La gente loca piensa: éste tipo es noble y pendejo, voy a ver cómo me lo chingo. 
La última vez que me abrí de corazón con una persona que ya no es gente, le conté mis aflicciones, mi duro ďestino artístico, mi angustia, melancolía y negatividad. 
¿Qué creen que me dijo?
Que uno se sentía como quería sentirse. Que reduzcan todo lo que me pasa a la falta de positivismo en mi vida. Porque ellos saben mucho y uno es pendejo porque quiere.
Así nomás. Pinches sinvergüenzas, miserables egoístas ¿cómo no lo pensé antes? Basta con hacer lo que uno quiere y toda nuestra vida se resuelve mágicamente. Al escribir uno tiene una charla primero consigo mismo. Luego con su lector. La gente común no soporta la realidad, menos los problemas espirituales de los otros.
El creyente te dice qué busques a Dios, el pelado, el ególatra que pienses positivamente.
No entienden ni quieren entender. 

Los platos rotos