martes, 31 de mayo de 2022

UN POQUITO MÁS INTELIGENTE QUE EL PROMEDIO

Para comprender algo hay que irse al origen. Por ejemplo si uno quiere entender y aprovechar mejor su religión debe conocerse el origen de esta cosmovisión para sacarle el mejor provecho y no seguirla sólo porque si. 
Luego de la aberrante pandemia 2020 y más de 2 años y aún hay estragos pero supongo que es porque no se conoce bien el origen de la fraudemia. Cuando todo comenzó la versión oficial decía que un chino se preparó una suculenta sopa de murciélago. Como los alimentos no abundan en China allá se comen todo lo que se mueva. Entonces éste chinito se hizo su sopa de ratón volador y le dio una enfermedad malísima ¿habrá muerto el chino? No se sabe. Lo que sí es que de su enfermedad contagió a miles de sus paisanos y como estos son muy ricos y viajan mucho pues que se llevan la enfermedad a todos los confines del mundo y pácatelas, en un año ya había millones de muertos y enfermos. Y millones de personas lo siguen creyendo ciegamente y lo mejor es meterse 3 vacunas para salvar la vida. Vacunas que suministra el 100% confiable gobierno mexicano, no se diga más. 
Luego de más de 2 años de estar con el hocico cubierto en todo espacio cerrado y hasta en la calle. Una vez me hallé a un par de policías que amonestaban a todo aquel que en la calle no llevara el cubrebocas puesto. Los mandé a chingar a su madre, por supuesto. Hice como si no existieran, como si no me hubieran visto ni yo a ellos y seguí mi camino respirando libremente hasta mi casa. Luego el gobierno estatal dice que el cubrebocas no es obligatorio sino opcional, algo que debió haber sido así desde un principio. Cuando me criticaban por no llevar cubrebocas yo decía que estaba bien, que me identificaba con la muerte, que me dejaran morir en paz. Pues bueno, la gente sigue usando bozal privándose del derecho más básico en la vida: EL DERECHO A RESPIRAR LIBREMENTE 
Por eso digo que soy un poquito más inteligente que el promedio de la gente en mi ciudad, no soy de privar mi derecho más básico que Dios me dio.
David Gordon