¿Hasta cuando uno puede tolerar éste nuevo mundo y su neocultura? Estamos acostumbrados a levantarnos con el maldito teléfono de lado. Que nuestro primer interés sea el enterarnos de la agenda de los demás la mayoría gente pendeja y famosa en vez de ver por nuestros propio interés como prioridad, lo que nosotros podemos hacer y en lo que somos insustituibles, no. Primero está el juicio del drogadicto Jhonny Depp y su mujer, la política, el cine, las plataformas virtuales, youtube y su contenido políticamente correcto, el amigo, el vecino, el pariente. ¿Y nuestras cosas? Esas las dejamos para después, mañana, pasado, la próxima semana...el otro año.
Y así vamos cerrando círculos y no vamos a ningún lado y sin embargo ya vimos un desfile sinfín de intereses ajenos. Qué tontería, todo es tan barato, tan mediocre y poco original, de poco provecho. Y cuando ya no quedan recursos para tenernos atrapados en los asuntos de otros nos disparan nostalgias, mujeres en bolas, hombres deconstruídos, políticos idiotas, gente de medios que se creen artistas y hasta analistas serios que obtienen dinero explicando la situación política nacional dando su periodismo de opinión. Y los deportes. Y pare de contar. No hay nada más.
David Gordon
