miércoles, 12 de abril de 2023

EL CASTIGO

Permíteme explicarte si tienes un poco de tiempo. Dios castiga en vida y después de la muerte. Dios castiga en la familia con malos padres, con malos hijos drogadictos, rateros, borrachos, desviados sexuales, dementes, locos, mediocres, chismosos y estupidos.  Del castigo familiar salen malos dirigentes, malos empleados, malos empresarios (narcos y asesinos) mala gente en general, malos gobernadores, malos presidentes. La sociedad actual no será castigada, es EL CASTIGO, un infierno material y 100% real.
Dios creó esta cárcel y estoy seguro que nos ama porque nos castiga, porque somos miserables. Dios nos da una sopa de nuestro propio chocolate: el pecado debe ser castigado. Más pecado, más castigos. Y los que faltan. 

La mayoría de las personas creen que están a todo dar, que son buenos, que viven una buena vida, que piensan bien todo el tiempo.
¿Conciencia de pecado? ¿Qué es eso? Esas cosas de religión no tienen ya ningún valor para las masas. No significan nada. 
La vida pareciera pecar a mansalva todos los días a toda hora. Esa gente es el CASTIGO para quienes todavía nos reconocemos como pecadores. Que esa gente la tengamos en nuestra familia, en nuestra iglesia, en nuestro círculo social, es por nuestra vida inclinada al pecado y al desamor de Dios y de la Verdad, que son lo mismo. El mundo actual es el castigo, el precio a pagar, por haber escogido un mundo de falsedades al por mayor. Tenemos que sufrir.

Sufrir el robo, el engaño, la miseria, el falso amor, la enfermedad y por último la muerte.
Tenemos que sufrir todo eso y más por ser malos hijos de un Dios bueno pero muy severo. 
En todas las cosas del mundo subyace el castigo de Dios: en el arte, en la cultura, en la economía, en la filosofía, en la historia, en todo todito todo. 
Te enfermas, te médicas, te sientes mejor pero en realidad te enfermas mucho más. 
La religión católica te parece odiosa, te largas, vives como un cerdo, una o varias sectas te atrapan y te hacen chicharrón. 
Demasiada libertad es perjudicial. Mucha libertad es la preparación de un gran sufrimiento. Lo peor es que nunca somos tan libres, sólo lo creemos erróneamente. 
El pecado original es la desobediencia. Demasiada libertad es estúpida. Perdimos como hijos de Dios el Paraíso por desobedientes. Y estúpidos. Y todos nos chingamos, es la historia de nunca acabar.
Eramos uno con Dios. Lo perdimos todo. Desde entonces el castigo. Dios baja del Cielo a sacrificarse, a crear un nuevo pacto, a redimirnos. ¿Qué hacemos la mayoría? Hacemos vano ese pacto, ese sacrificio. 
"Perdónalos Padre, no saben lo que hacen"...y somos estúpidos. Y nos castigamos a nosotros mismos. 
Todo esto no queda así nomás, empeorará.
Siempre empeorará hasta no haber más remedio que el retorno del Rey de reyes, Jesucristo Dios. De mi se acuerdan.
Nosotros somos el castigo, el maldito infierno. 

Gordon