viernes, 1 de marzo de 2024

EL DERECHO A SER UN PELADO

                           Aimep3

La sociedad actual, la mayoría, y hablo por la que conozco, pareciera diseñada por Jhon Waters, el infame cineasta homosexual que aconseja a quienes quieren ser famosos a que coman caca de perro. Y los medios hablarán. También recomienda a los gordos a comer mucho más, a los feos a qué nunca escondan su fealdad, su obesidad y su estupidez. Que mejor hagan gala de ellas. 
Mayormente ya no se trata de ser famoso sino de ser un pelado, un vulgar. No esconder la fealdad y por supuesto no sentir ni la menor vergüenza. Salir del closet, desfilar en tanga, tomar las calles, desafiar la ley y destruir el conservadurismo, el poco que queda porque -dicen- atenta contra las libertades individuales.
Cuando surgió Gloria Trevi le decían la galleta de animalito porque era corriente pero estaba bien buena. A mi nunca se me hizo, me gustan las mujeres reales y refinadas, no las mujeres falsas.
Y también tiene fama de auténtica. Aunque haya sido tratante de blancas, según la voz popular. Y no lo dudo. Antes para ser famosas las muchachas tenían que pagar con cuerpo su ascenso al estrellato. 
Cada que habla le sale lo corriente. Es sinvergüenza por naturaleza. Hasta Carlos Monsiváis le prendía veladoras. Con qué poquito maíz hacen pinole. En cualquier fábrica te encuentras mejores mujeres que Gloria Trevi.
No encuentro muchas diferencias entre estos dos corrientazos, Trevi y el Santafé klan. Sus músicas me dan grima. Pero oírlos hablar, derrochando su supuesta genuinidad, su arrogancia de tener cientos de miles de abyectos que los idolatran solamente abonan a mi misantropía. 
¿Por qué no les da ni un poco de vergüenza hablar, cantar, enseñar la clase de basura que son?

Son terribles los ídolos juveniles, echados a perder. 
A muchos les encanta emborracharse, mearse, cantar, bailar, decir pendejadas, drogarse. Eso antes era bueno para anularse socialmente. Hoy es estilo de vida. 


Una visión interesante la de Ramos al relacionar el microcosmos con el macrocosmos, pero lo importante es cuando señala: “La psicología del mexicano es resultante de las reacciones para ocultar un sentimiento de inferioridad (...) se logra falseando la representación del mundo externo, a manera de exaltar la conciencia que el mexicano tiene de su valor. Imita en su país las formas de civilización europea, para sentir (sin mucho éxito) que su valor es igual al del hombre europeo”. Es un animal que se entrega a pantomimas de ferocidad para asustar a los demás haciéndole creer que es más fuerte y decidido... sus reacciones son un desquite ilusorio a que realmente es un cero a la izquierda... busca la riña como un excitante para elevar el tono de su ‘yo’ deprimido. Aun cuando el pelado mexicano sea completamente desgraciado, se consuela con gritar a todo el mundo que tiene ‘mucho carácter’. ‘Soy tu padre’ puede llegar a decir. Y fácilmente se abraza del machismo para reafirmar que es el fregón, cuando en realidad es un pobre diablo”.
Samuel Ramos




Y La gordofobia es buena

No hay que perderla. La gordura está bien, es mortal, te anula socialmente, a la gente se le dificulta mucho respetar a los gordos.
Pero hay que autoinmolarse en las sombras, en la privacidad del hogar. No en youtube, no en tiktok, no en facebook.
Los gordos se graban tragando. Cada quien su vida y sus drogas pero a mí sí me da asco ver a los gordotes comer, la verdad.  La gente los ve por morbo, los gordos creen que porque son famosos todos los aman. Se llevarían un susto si supieran cuánta de esa gente que los ve comer en verdad desea que se mueran. 
La mayoría de la gente vive a puro huevo, tortillas y frijoles. Unos comen una o dos veces al día. 

                   ¿Quién es el Pelado?

El `pelado´ pertenece a esa fauna social de ínfima categoría y representa el deshecho humano de la gran ciudad. En la jerarquía económica es menos que un proletario, y en la intelectual un primitivo. […] Sus explosiones son verbales y tienen como tema la afirmación de sí mismo con un lenguaje grosero y agresivo […]

A veces no me queda de otra que sentirme un desfasado por pedir un poco de cordura social. No mucha, la verdad.
Hay que tener la decencia de desaparecer, de esconderse, de llevar una buena máscara a todos lados. De no tomarse fotos si uno está todo pinche gordo, si uno es feo, chairo o está del asco.
Ah, pero no. Se toman mil selfies, escriben comentarios en publicaciones críticas, se graban videos, opinan como si supieran argumentar. Por ejemplo a todos los periodistas que critican al gobierno les llaman chayoteros. No saben lo que es ser chayotero. Un chayotero es un periodista o una persona de medios masivos de comunicación que recibe dinero del GOBIERNO para que no lo critiquen, para que se omita información o para tergiversarla. También se paga para que no hablen de cierto candidato, político, gobernador, alcalde, diputado, etcétera.
¡El que crítica al gobierno No Es Chayotero sino el que le lame las patas, el que lo ve como patrón y no como empleado! Un pésimo empleado que se escuda en un sistema legaloide que lo deja hacer y deshacer a su antojo.

Sólo mequetrefes incultos y pelagatos creen que todos disfrutamos de los berridos de la Juanga.


Ser un nefasto, chusma, borracho, drogo, corriente o pelado no duele. Los que sufren son todos los demás: su familia, sus conocidos, compañeros de trabajo, la sociedad. Se creen con todo el derecho del mundo a exaltar sus defectos y con esto ya se creen auténticos.

Benditos esos drogadictos  que mueren de sobredosis debajo de un puente sin molestar a nadie, en silencio, haciendo lo que aman. Bien hace el suicida que se cuelga de una vida en la madrugada y que tiene el detalle de escoger una soga resistente.
Pero los que no se mueren, los que demandan narcotráfico, los que ven como una gracia ser un drogadicto, los que extorsionan, secuestran, roban y matan, los que llevan una mala vida y molestan a los demás son una maldición, el infierno en vida. El infierno son los otros, decía Sartre. 

Las ventajas de no ser inmortal es que hay una promesa de descanso de la humanidad de mierda, que no tenemos todos el mismo destino, una nueva vida espiritual sin mal y en presencia de Dios
y otra sin Él. El inminente día de cero odio.

Verdeth