Con los programas de Chespirito
he experimentado del amor al odio profundo.
Antes no existía un fin de semana sin evadirme de la realidad con los
programas del Chavo del 8, Chapulín Colorado, el Chompiras, etc. A veces no lo
pasaban en la tv local y en cambio daban un programa de karaoke bohemio que me
hizo odiar esa música romántica mexicana hasta la fecha, no tener mi dosis de
Chavo del 8 era inconcebible y muchos niños pensaban igual que yo.
Me atraían mucho la vida culera e imbécil de los
personajes de la vecindad del Chavo, las travesuras y confusiones, los juego de
palabras que ahora que los veo de nuevo en youtube para escribir esto siento un
verdadero asco pues no tienen ningún valor artístico. No tiene nada digno de
admirarse porque es una gran mierda repetida miles de veces. Esa mierda hizo
mella en la mentalidad del mexicano de tal manera que socialmente me considero
un apátrida, gracias en gran parte a Chespirito. Me da vergüenza saber que el
mundo nos ve bien jodidos gracias al infecto programa de tv de Chespirito, un
demonio y mago negro programador con mucho poder e influencia mundial. No sé si
exista algún otro fenómeno de la programación mental masiva del esclavo
contemporáneo que haya contribuido a
forjar la miseria y la mediocridad de generaciones enteras no solo en México
sino en el mundo entero. Lo que me interesa es el papel de Roberto Gómez
Bolaños como programador del tercermundismo a la mexicana, luego a nivel
Latinoamérica con un enfoque socialista y carente de algún otro propósito. Los
objetivos fueron que la gente simpatizara con la pobreza, una sociedad
latinoamericana socialista, mediocre,
conformista, dañada por la
educación del estatuto y esperanzada a que el gobierno le solucione todos los
aspectos de la vida, le racione la comida, la salud, los servicios, disminuya
su riqueza y en un futuro no muy lejano hasta el oxígeno.
Estamos ya en un periodo
socialista destructivo a nivel masivo con miras al establecimiento de un nuevo
orden mundial absoluto que restringe las libertades, plan globalista de Estados
Unidos que jamás ha contribuido para el bienestar de México sino todo lo
contrario. El dominio de masas es fundamental para todo grupo de poder. El
Estado financia y fortalece la programación religiosa ya sea católica, judía,
cristiana, evangélica siendo cómplice de la mentira y el engaño que estos
poderosos aplican a millones de personas aunque legalmente aparezca como un
Estado laico. Detrás de todo Estado está el poder hebreo, la mano oculta, la
masonería como instrumento del poder judío y comunista. Todo lo bueno les
afecta y todo lo malo les beneficia. Así de simple se puede entender muchas
cosas de los nuevos fundamentalistas hebraicos. Chespirito era judío masón de
alto rango y su “arte” se ha quedado ya enquistado en la mentalidad de millones
de personas, su torcida manera de ver las cosas. Las cosas malas que transmitía
en sus estúpidos programas ahora las vemos como buenas. Si solo fuera un programa de culto
permanecería en la memoria de unos cuantos pero como se trata de un programa
que lo consumen millones, el asco no se ha hecho esperar.
El Chavo del 8 era un programa que se suponía
“realista” pero con el absurdo de que tenía a adultos disfrazados de niños y
que se quiso mostrar como crítica social pero no tanto, más bien su repetición
ad
nauseam la serie se volvió una
programación que educa en el comportamiento infantiloide, mediocre y
conformista; una sociedad jodida pero dependiente del Estado que nunca ha
querido la riqueza de su pueblo pues la riqueza da libertad, y sin pobres
cautivos el Estado perdería sentido. Es para garantizar la supervivencia de la
casta sacerdotal política-partidista. Ellos solo ven por sí mismos. En esto les
fue de gran utilidad los programas de Chespirito. Un programa sin ningún
beneficio a la niñez por donde sea que se le mire, pero a los adultos fomentando
una actitud conformista y dependiente, nada para sentirnos orgullosos. En el
mundo chespiritiano cada uno de sus personajes está creado para ser imitadas
sus nefastas actitudes. Chespirito tuvo a más gente cautiva que los profesores
en las aulas. Una programación toxica de mediocridad que tuvo la fórmula
perfecta para crear un telespectador subnormal, inculto, pueril, egoísta y
violento en un ambiente miserable sin remedio. Vean a los delincuentes, vean a
los fracasados, a los mediocres de gravedad y a poco no habrán sido fanáticos del
podrido mundo de Chespirito cuando eran niños? Para crear votantes esperanzados
en el gobierno y en el sistema-chistema que vive de los pobres. Primero del PRI
ahora los mismos votantes de MORENA, grueso de simpatizantes burros del
socialismo que se nutren de promesas y dádivas. PRI y Morena son lo mismo y
hacen lo mismo: empobrecer a la sociedad y el empobrecimiento va en todos los
sentidos: empobrecimiento cultural, económico, laboral, espiritual,
intelectual. En todo lo que se pueda empobrecer le aplicarían el socialismo que
mata.
Supuestamente el Chavo es un niño huérfano de 8
años que vive en una vecindad pobre de
la Ciudad de México en donde cohabita con una serie de personajes disfuncionales que hacen el papel de su familia adoptiva a los que el “niño” respeta poco, les hace travesuras y tonterías. Doña Florinda es una viuda que se hace cargo de su hijo Quico, tanto o más idiota que el Chavo que no se llevan bien, pues Chavo es pobre y el otro no rico, pero tiene a su madre consentidora que lo ama y apapacha. El señor Barriga es el dueño de la vecindad al que el Chavo siempre recibe con golpes, y eso que a él no le cobra la renta por vivir en su mugrosa vecindad. Don Ramón es el mentor del Chavo, un vago sin oficio ni beneficio viudo, fanático del futbol, fumador y desempleado padre de la Chilindrina una “niña” maliciosa y traviesa que siempre desea sacar provecho de la situación. La Bruja del 71, la solterona enamorada de Don Ramón, romance que duró hasta el fallecimiento del actor y fue reemplazado por Jaimito el cartero, un empleado postal viejo, lento, flojo y pobre. Este hito de la televisión se hizo cuando Roberto Gómez Bolaños ya tenía más de 40 años y los hizo por casi tres décadas. Supuestamente el Chavo es un niño pero no es más que una alegoría del estado mental infantiloide necesario para el caos que traerá al socialismo como respuesta absoluta a ese preciso caos que el comunismo internacional ha venido creando en casi todo el mundo. Un infantilismo mental para ser controlado por los dueños del mundo. En los programas no salían niños reales sino en parodia y satirización y aunque las edades ya no les ayudaban en nada, Chespirito con más de 60 años seguía haciendo de Chavo, esos viejos decrépitos y decadentes haciéndola de niños ya no era solo para entretener sino programar algo perverso y mediocre a la vez, necesario para el control mental masivo. El Estado fungiendo como padre ausente, la torta de jamón que se les da a los asistentes de
mítines políticos hasta la fecha,
el fomento a la envidia y al apetito insaciable, la deformación del lenguaje,
el trabajo irrelevante, todo eso es conformismo programado por el mago negro
Chespirito con sus cientos de programas y bodrios porque toda esa temática
rebasa a la niñez, los niños actuales ya son muy diferentes a lo de antes pero
los adultos siguen igual o peor desde que veían el maldito programa de
Chespirito. A gente que sale adelante, a gente preparada, creativa y productiva
ese programa no le decía nada. Todo ese comportamiento insano es deseable en
los adultos, en los votantes. Ahí está el secreto de las repeticiones por años
después de que la serie terminó y ahora está enquistada la programación en
millones de latinoamericanos disfuncionales que gran parte terminan heredando a
sus hijos y nietos.
No se trata de hacer una campaña
de destrucción hacia todo lo que ha hecho Chespirito, el daño ha sido
consumado. Pero si de ubicar el mal, la mediocridad y el conformismo político
en nuestro pensamiento y cambiarlo, no aceptar el fracaso. Pero el mal está muy
enquistado en nuestra cultura. Y Chespirito no es suficiente, hay nuevos males
cada vez en la tv e internet, en los noticieros siempre tratando de modificar
la opinión pública a su favor, infectando las mentes de nuevas generaciones. Chespirito
es el caso más exitoso pero la tv está ocupada por evangelistas, malos
comediantes, chismosos, superficiales, agentes desinformadores, mentirosos y
corrientes atacando la mentalidad de un país con trivialidad, conformismo y
mediocridad. Y el miedo.
Aunque muchos lo rechacen el veneno de
Chespirito está muy enquistado, difícil de extraer de nuestra cultura. Existen
grupos de
poder muy interesados en el
control mental masivo y es uno de sus planes principales en la agenda
misántropa de destruir valores, creencias; que buscan hacer creer que en la
vida solo la diversión autodestructiva es lo que importa. Esto no es para
fanáticos de Chespirito, ellos nunca entenderán el punto, sino para gente
pensante que se ha liberado de su yugo. Y es que además de Chespirito existen
otras trampas mucho peores. Los programas de Gómez Bolaños son solo el comienzo
de un plan de degeneración social sin precedentes y en este 2019 ya estamos en
las fases finales. Solo lo malo es cierto.
No hay nada bueno en Chespirito ni
en la televisión. Bueno me refiero como algo provechoso, real, auténtico,
artístico y verdadero. Pero es todo lo contrario. La verdad no es negocio. Si
quieres hacerte rico en la tv debes ser un mentiroso astuto y creerte tus
propias mentiras. Se debe entender que todo en la tv con fachada de bondad es
todo lo contrario. La bondad, la beneficencia y hasta lo que se toma por verdad
en la tv es todo lo contrario, todo es malo y falso. Chespirito vendió su alma
al demonio, todo en sus programas es falsedad, estupidez, satanismo y
ocultismo.
Los personajes del Chavo representan los 7
pecados capitales del catolicismo: ira, envidia, soberbia, lujuria, avaricia,
pereza y gula. Memorables las piernas de la Popis, el personaje que
interpretaba Florinda Meza en sus buenos tiempos. Doña Florinda representaba la
ira, don Ramón la pereza, la Chilindrina
niña pobre y envidiosa, el señor Barriga la avaricia, el que tiene mucho dinero
según el loco de Chespirito, es alguien malo e inhumano al que solo le importa
dinero y más dinero. El Chavo es un resumen de todos los pecados
capitales, excepto el de la
lujuria pues se supone que es un niño que no tiene pensamientos lujuriosos, su
mayor pecado es la gula y la envidia. Rara vez sus vecinos mezquinos le daban
algo de comer pues por lo general toda la vecindad vivía en la pobreza. Chespirito
es culpable indirecto de la aceptación política del partido Morena y del que resulta
enormemente beneficiado. El votante promedio del nuevo partido en el poder fue
seguramente adoctrinado por los programas y caricaturas de Chespirito. La
prueba de esto es el avance socialista en el tercer mundo, como Bolivia,
Venezuela, Cuba, Nicaragua, Salvador y Honduras donde disfrutan mucho de la
“comedia” de Chespirito y a diario lo transmiten. Y no existe ningún otro programa de tv que
haya unido a todo un continente en la ignorancia e idiotez como el Chavo, el
Chapulín Colorado, etc. Chespirito enseña a rezongar, comer cualquier
porquería, ser chismoso, naco, vulgar, inculto, burro, a decir que todo lo
malo, lo torpe, lo absurdo que se haga fue “sin querer queriendo” o “es que no
me tienen paciencia”.