viernes, 19 de febrero de 2021

EL EXTINTOR

Por una extraña razón ya tiene mucho tiempo que no me quiero coger a cualquier mujer que me dé jalón. No es que no me gusten, es que no me interesan en lo sexual. Aparte de que estoy casado, de ser soltero tendría lo misma razones. Tengo fama de misógino y ni al caso. Soy autofóbico, el sólo imaginarme cochando, estar encima de una mujer nueva o de tenerla de perrito me produce ansiedad. Aparte de que soy pobre, artista y filósofo, elementos hoy en día miserables. No tengo carro. No tengo el pene muy grande, yo diría que mi medida es muy promedio. Pero nunca antes como en estos tiempos la verdad es que no había experimentado tanto rechazo como hombre, tanto desdén y menosprecio. Antes no era así, yo me cogería a todo lo que se moviera. 


 

Porque me agrada la mujer, pero ya no tanto como antes. Coqueteo un poco para comprobar si aun existo, si no me he convertido ya en un jodido holograma de hombre. Ahora pienso que la mujer no tiene nada de débil, que el sexo débil es un hombre que ha eyaculado. Bendito es el día en el que una mujer no consume nuestras energías. Hay que saber economizar. Me protejo de la mujer concentrándome en las desventajas. Digo, lo pienso; mi mujer no me lee. Pero de ser libre, igual. Me concentraría en las desventajas de introducirme en una mujer. Se me apaga toda pasión y calentura. Y me sobran oportunidades. Pero me concentro en los contras, los pros siempre ganan aunque sean pocos. De tener un pene enorme estaría macaneando todo el tiempo. Pero como no, apago mis calenturas. 


 

David Gordon

Verdeth Zine