Digo yo: ser un estúpido tiene sus grandes ventajas, sobretodo en lo espiritual ¿no? A la hora del juicio de Dios, con los imbéciles no puede ser demasiado severo, ellos dieron lo mejor de sí mismos en sus circunstancias y tiempo que les tocó vivir. El problema es para los que no somos idiotas; en teoría y según mi religión, nosotros debemos responder por todos nuestros actos pecaminosos. Todos tenemos una gran necesidad de ser perdonados. Pero los tontos, creo yo, la tienen mucho menos difícil. Su pendejez es como un estado de gracia. No les duele pecar, no les duele equivocarse, sufren sin saberlo. No saben cuando los guían al matadero.
