Y luego del desmadre de mis vecinos están los desmadrosos de casa, los hijos, la vieja, los viejos enfermos, las mascotas que quieren su ración de comida, los comerciantes. En mi barrio pasa el panadero, el de las tortillas, el aguador, el del gas, el de las paletas; todos parecen ponerse de acuerdo para chingar la borrega antes de las 8 de la mañana y así hasta la noche: ruido, música de narcos, reguetón, música romántica de enculamientos los Yonics, los Temerarios, los Caminantes, Calibre 50, etc.
Ni los domingos descansan. En este ambiente es difícil leer y concentrarse, escribir, orar, buscar algo de sentido espiritual. Me dicen que use audífonos, que no haga caso al ruido del mundo. Consejos inútiles pero siempre bien recibidos.
Uno simplemente no
debe huir cuando se le presenten tantos inconvenientes.
Además no tengo a donde irme, hay sin duda un mejor lugar para vivir pero no lo conozco. Y de conocerlo, económicamente no estoy listo para ir en pos de él.