martes, 2 de abril de 2024

EL HOTDOG DE TAMAL



Un tal Máster Muñoz, payaso de las redes sociales, dice que un buen vendedor se debe concentrar sólo en vender aquello que nadie más tiene, que otros no hacen. Cómo ejemplo de valió de un humilde vendedor de hotdogs al que no le iba bien porque los hotdogs no varían entre un vendedor y otro. Entonces el vendedor de perros calientes se le ocurrió hacer uno diferente: un hotdog de tamal. Entonces la gente ha comenzado a probarlos y sus ventas han aumentado.
Y en la venta del arte es casi lo mismo. De nada sirve saber dibujar de muchos estilos porque en realidad lo que vende es algo original aunque esté feo. Por ejemplo los juguetes funkos. A todos los personajes y artistas famosos le quieren hacer su figura de funko. Y hacen millones de esos juguetes culeros. Hay muchos juguetes mejores que los funkos, de mejor forma, creatividad, de mejores materiales que no tienen las ventas que alcanzan los funkos a nivel internacional. 
Pasa lo mismo en la animación, en la música sin importar el género. Los creativos se deben concentrar en su producto, en su marca, en dar aquello que nadie más puede dar y a veces funciona otras veces no.
Ese ha sido mi problema porque soy mucho de experimentar con la gráfica, con los sonidos o incluso con los textos. No me concentro en periodismo, en un género musical, en una sola forma de hacer algo y esperar a venderlo por sí mismo.
No me agrada ser etiquetado: "ah Verdette es monero político, Verdeth es rapero"
Ni me gusta el rap ni la política. ¿Cómo vender mi rap si es una onda para muchachos? Ya tengo 50 años. 
Mi estilo de caricatura política no lo he podido vender jamás. Lo hago como un reto personal, como para establecer una postura pero vender mis caricaturas siempre se me dificultó.
En conclusión, la versatilidad estilista no vende. 
Hay que vender el hotdog de tamal y aferrarse a ello como si no hubiera un mañana.
Tipo Los Simpsons que siguen en tv luego ya de 35 años. Los creadores quisieron hacer otras ondas como la serie  Futurama y  el gran público ya no se las compró. Para mí es mejor Futurama que los putos Simpsons. Porque los Simpsons fueron en sus inicios el tamal de hotdog.
Nadie antes había entregado una serie de una familia que llegara a ese nivel de entretenimiento. Ahora son infumables, pero a la gente, al gran público consumidor les siguen mamando.