martes, 13 de agosto de 2019

LOS JUDAKAS

Al Goldstein, el repugnante Judío que logró legalizar la pornografía en la América conservadora, aliándose con miembros de su Tribu en el Gobierno.


El sistema de valores Judío es completamente diferente al nuestro, como sin duda se evidencia en su extraña y bárbara religión, así como en los medios de “entretenimiento” que produce. Los medios mediáticos americanos del presente fomentan únicamente los valores del Judío, animando a la gente a ser egoísta y materialista, a ignorar la moral, a participar en actos sexuales antinaturales y grotescos, a negar la naturaleza espiritual del hombre. Nuestra sociedad tradicional es todo lo opuesto – entre nosotros siempre ha prevalecido un espíritu de hermandad, gente compasiva y solidaria con un estándar moral muy elevado, un pueblo sexualmente conservador que exalta la familia tradicional como núcleo de nuestro orden social, un pueblo espiritual con la más alta consideración por la naturaleza divina de nuestra existencia.
El sistema educativo, bajo el control absoluto del Judío, desde la guardería hasta la universidad, es uno de los principales contribuyentes a esta destrucción cultural. Cuando el Judío consigue apropiarse de las mentes de los jóvenes, se ve capacitado para moldear sus creencias y valores a placer, y lo que se enseña en las escuelas conduce directamente al adoctrinamiento que sufrimos bajo el aparato Mass Media judío. A los niños se les enseña que la raza no existe (mientras que de forma sutil o no tan sutil aprenden que el hombre blanco es malvado), que el “sexo libre”, prácticas antinaturales para nuestra raza como la homosexualidad, son propias de un individuo sanose les adoctrina en el multiculturalismo, se les enseña el nihilismo de la evolución y el ateísmo. Hoy día casi todas las Universidades se posicionan dentro de una línea terriblemente marxista.
Aquí nos encontramos de nuevo con la táctica judía de explotar las debilidades humanas para conseguir sus objetivos. Sacan provecho de las debilidades naturales que tenemos por la estimulación sexual y la utilizan para destruir nuestro sistema de valores, se aprovechan de nuestro deseo por una cohesión social, presentando una visión sesgada del orden social, aprovechan la vulnerabilidad de las mentes jóvenes que aún no están desarrolladas, explotan su compasión natural contando historias del supuesto Holocausto, culpando al hombre blanco de tráfico de esclavos negros que fue genuinamente judío, distorsionando la realidad en torno a la colonización del norte de América, todo ello con el propósito de volverlos débiles y maleables.
La Destrucción de la Solidaridad colectiva no-judía
Como he mencionado, el Judío funciona de una forma puramente tribal y colectivista. Esto es por supuesto el estado natural del hombre, teniendo en cuenta que nos hemos desarrollado a partir de sociedades tribales. Como ocurre con la mayoría de los mamíferos, es un mecanismo de supervivencia que nos viene de serie. Es en la solidaridad colectiva donde se origina toda la fuerza de un pueblo, por ello el objetivo primordial de los Judíos es asegurarse de que la conservan, mientras que nosotros la perdemos.
Existen diferentes formas de hacerlo. Una es la promoción del “individualismo”, un concepto tan extraño para el ser humano como podría serlo para una manada de perros salvajes. Esto nos lleva a luchar entre nosotros, a competir, en vez de cooperar, y mientras estamos distraídos por esta ridícula ilusión de separación, el Judío se hace cargo de todo. Se anima a la gente a tener sus propias creencias y valores, a considerarse a sí mismos “separados” de la sociedad por los gustos o aversiones que pudieran albergar hacia diversas y conflictivas opiniones políticas, a identificarse con asociaciones sectarias con sub-culturas, en lugar de adoptar una cultura nacional unificada.