miércoles, 7 de agosto de 2019

SIN QUERER QUERIENDO



Con los programas de Chespirito he experimentado del amor al odio profundo.  Antes no existía un fin de semana sin evadirme de la realidad con los programas del Chavo del 8, Chapulín Colorado, el Chompiras, etc. A veces no lo pasaban en la tv local y en cambio daban un programa de karaoke bohemio que me hizo odiar esa música romántica mexicana hasta la fecha, no tener mi dosis de Chavo del 8 era inconcebible y muchos niños pensaban igual que yo.
Me atraían mucho la vida culera e imbécil de los personajes de la vecindad del Chavo, las travesuras y confusiones, los juego de palabras que ahora que los veo de nuevo en youtube para escribir esto siento un verdadero asco pues no tienen ningún valor artístico. No tiene nada digno de admirarse porque es una gran mierda repetida miles de veces. Esa mierda hizo mella en la mentalidad del mexicano de tal manera que socialmente me considero un apátrida, gracias en gran parte a Chespirito. Me da vergüenza saber que el mundo nos ve bien jodidos gracias al infecto programa de tv de Chespirito, un demonio y mago negro programador con mucho poder e influencia mundial. No sé si exista algún otro fenómeno de la programación mental masiva del esclavo contemporáneo  que haya contribuido a forjar la miseria y la mediocridad de generaciones enteras no solo en México sino en el mundo entero. Lo que me interesa es el papel de Roberto Gómez Bolaños como programador del tercermundismo a la mexicana, luego a nivel Latinoamérica con un enfoque socialista y carente de algún otro propósito. Los objetivos fueron que la gente simpatizara con la pobreza, una sociedad latinoamericana socialista, mediocre,

conformista, dañada por la educación del estatuto y esperanzada a que el gobierno le solucione todos los aspectos de la vida, le racione la comida, la salud, los servicios, disminuya su riqueza y en un futuro no muy lejano hasta el oxígeno.
Estamos ya en un periodo socialista destructivo a nivel masivo con miras al establecimiento de un nuevo orden mundial absoluto que restringe las libertades, plan globalista de Estados Unidos que jamás ha contribuido para el bienestar de México sino todo lo contrario. El dominio de masas es fundamental para todo grupo de poder. El Estado financia y fortalece la programación religiosa ya sea católica, judía, cristiana, evangélica siendo cómplice de la mentira y el engaño que estos poderosos aplican a millones de personas aunque legalmente aparezca como un Estado laico. Detrás de todo Estado está el poder hebreo, la mano oculta, la masonería como instrumento del poder judío y comunista. Todo lo bueno les afecta y todo lo malo les beneficia. Así de simple se puede entender muchas cosas de los nuevos fundamentalistas hebraicos. Chespirito era judío masón de alto rango y su “arte” se ha quedado ya enquistado en la mentalidad de millones de personas, su torcida manera de ver las cosas. Las cosas malas que transmitía en sus estúpidos programas ahora las vemos como buenas.  Si solo fuera un programa de culto permanecería en la memoria de unos cuantos pero como se trata de un programa que lo consumen millones, el asco no se ha hecho esperar.
El Chavo del 8 era un programa que se suponía “realista” pero con el absurdo de que tenía a adultos disfrazados de niños y que se quiso mostrar como crítica social pero no tanto, más bien su repetición ad

nauseam la serie se volvió una programación que educa en el comportamiento infantiloide, mediocre y conformista; una sociedad jodida pero dependiente del Estado que nunca ha querido la riqueza de su pueblo pues la riqueza da libertad, y sin pobres cautivos el Estado perdería sentido. Es para garantizar la supervivencia de la casta sacerdotal política-partidista. Ellos solo ven por sí mismos. En esto les fue de gran utilidad los programas de Chespirito. Un programa sin ningún beneficio a la niñez por donde sea que se le mire, pero a los adultos fomentando una actitud conformista y dependiente, nada para sentirnos orgullosos. En el mundo chespiritiano cada uno de sus personajes está creado para ser imitadas sus nefastas actitudes. Chespirito tuvo a más gente cautiva que los profesores en las aulas. Una programación toxica de mediocridad que tuvo la fórmula perfecta para crear un telespectador subnormal, inculto, pueril, egoísta y violento en un ambiente miserable sin remedio. Vean a los delincuentes, vean a los fracasados, a los mediocres de gravedad y a poco no habrán sido fanáticos del podrido mundo de Chespirito cuando eran niños? Para crear votantes esperanzados en el gobierno y en el sistema-chistema que vive de los pobres. Primero del PRI ahora los mismos votantes de MORENA, grueso de simpatizantes burros del socialismo que se nutren de promesas y dádivas. PRI y Morena son lo mismo y hacen lo mismo: empobrecer a la sociedad y el empobrecimiento va en todos los sentidos: empobrecimiento cultural, económico, laboral, espiritual, intelectual. En todo lo que se pueda empobrecer le aplicarían el socialismo que mata.
Supuestamente el Chavo es un niño huérfano de 8 años  que vive en una vecindad pobre de la Ciudad de México en donde cohabita con
una serie de personajes disfuncionales que hacen el papel de su familia adoptiva a los que el “niño” respeta poco, les hace travesuras y tonterías. Doña Florinda es una viuda que se hace cargo de su hijo Quico, tanto o más idiota que el Chavo que no se llevan bien, pues Chavo es pobre y el otro no rico, pero tiene a su madre consentidora que lo ama y apapacha. El señor Barriga es el dueño de la vecindad al que el Chavo siempre recibe con golpes, y eso que a él no le cobra la renta por vivir en su mugrosa vecindad. Don Ramón es el mentor del Chavo, un vago sin oficio ni beneficio viudo, fanático del futbol, fumador y desempleado padre de la Chilindrina una “niña” maliciosa y traviesa que siempre desea sacar provecho de la situación. La Bruja del 71, la solterona enamorada de Don Ramón, romance que duró hasta el fallecimiento del actor y fue reemplazado por Jaimito el cartero, un empleado postal viejo, lento, flojo y pobre. Este hito de la televisión se hizo cuando Roberto Gómez Bolaños ya tenía más de 40 años   y los hizo por casi tres décadas. Supuestamente el Chavo es un niño pero no es más que una alegoría del estado mental infantiloide necesario para el caos que traerá al socialismo como respuesta absoluta a ese preciso caos que el comunismo internacional ha venido creando en casi todo el mundo. Un infantilismo mental para ser controlado por los dueños del mundo. En los programas no salían niños reales sino en parodia y satirización y aunque las edades ya no les ayudaban en nada, Chespirito con más de 60 años seguía haciendo de Chavo, esos viejos decrépitos y decadentes haciéndola de niños ya no era solo para entretener sino programar algo perverso y mediocre a la vez, necesario para el control mental masivo. El Estado fungiendo como padre ausente, la torta de jamón que se les da a los asistentes de

mítines políticos hasta la fecha, el fomento a la envidia y al apetito insaciable, la deformación del lenguaje, el trabajo irrelevante, todo eso es conformismo programado por el mago negro Chespirito con sus cientos de programas y bodrios porque toda esa temática rebasa a la niñez, los niños actuales ya son muy diferentes a lo de antes pero los adultos siguen igual o peor desde que veían el maldito programa de Chespirito. A gente que sale adelante, a gente preparada, creativa y productiva ese programa no le decía nada. Todo ese comportamiento insano es deseable en los adultos, en los votantes. Ahí está el secreto de las repeticiones por años después de que la serie terminó y ahora está enquistada la programación en millones de latinoamericanos disfuncionales que gran parte terminan heredando a sus hijos y nietos.
No se trata de hacer una campaña de destrucción hacia todo lo que ha hecho Chespirito, el daño ha sido consumado. Pero si de ubicar el mal, la mediocridad y el conformismo político en nuestro pensamiento y cambiarlo, no aceptar el fracaso. Pero el mal está muy enquistado en nuestra cultura. Y Chespirito no es suficiente, hay nuevos males cada vez en la tv e internet, en los noticieros siempre tratando de modificar la opinión pública a su favor, infectando las mentes de nuevas generaciones. Chespirito es el caso más exitoso pero la tv está ocupada por evangelistas, malos comediantes, chismosos, superficiales, agentes desinformadores, mentirosos y corrientes atacando la mentalidad de un país con trivialidad, conformismo y mediocridad.  Y el miedo.
Aunque muchos lo rechacen el veneno de Chespirito está muy enquistado, difícil de extraer de nuestra cultura. Existen grupos de

poder muy interesados en el control mental masivo y es uno de sus planes principales en la agenda misántropa de destruir valores, creencias; que buscan hacer creer que en la vida solo la diversión autodestructiva es lo que importa. Esto no es para fanáticos de Chespirito, ellos nunca entenderán el punto, sino para gente pensante que se ha liberado de su yugo. Y es que además de Chespirito existen otras trampas mucho peores. Los programas de Gómez Bolaños son solo el comienzo de un plan de degeneración social sin precedentes y en este 2019 ya estamos en las fases finales. Solo lo malo es cierto. 

No hay nada bueno en Chespirito ni en la televisión. Bueno me refiero como algo provechoso, real, auténtico, artístico y verdadero. Pero es todo lo contrario. La verdad no es negocio. Si quieres hacerte rico en la tv debes ser un mentiroso astuto y creerte tus propias mentiras. Se debe entender que todo en la tv con fachada de bondad es todo lo contrario. La bondad, la beneficencia y hasta lo que se toma por verdad en la tv es todo lo contrario, todo es malo y falso. Chespirito vendió su alma al demonio, todo en sus programas es falsedad, estupidez, satanismo y ocultismo.
Los personajes del Chavo representan los 7 pecados capitales del catolicismo: ira, envidia, soberbia, lujuria, avaricia, pereza y gula. Memorables las piernas de la Popis, el personaje que interpretaba Florinda Meza en sus buenos tiempos. Doña Florinda representaba la ira,  don Ramón la pereza, la Chilindrina niña pobre y envidiosa, el señor Barriga la avaricia, el que tiene mucho dinero según el loco de Chespirito, es alguien malo e inhumano al que solo le importa dinero y más dinero. El Chavo es un resumen de todos los pecados

capitales, excepto el de la lujuria pues se supone que es un niño que no tiene pensamientos lujuriosos, su mayor pecado es la gula y la envidia. Rara vez sus vecinos mezquinos le daban algo de comer pues por lo general toda la vecindad vivía en la pobreza. Chespirito es culpable indirecto de la aceptación política del partido Morena y del que resulta enormemente beneficiado. El votante promedio del nuevo partido en el poder fue seguramente adoctrinado por los programas y caricaturas de Chespirito. La prueba de esto es el avance socialista en el tercer mundo, como Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Salvador y Honduras donde disfrutan mucho de la “comedia” de Chespirito y a diario lo transmiten.  Y no existe ningún otro programa de tv que haya unido a todo un continente en la ignorancia e idiotez como el Chavo, el Chapulín Colorado, etc. Chespirito enseña a rezongar, comer cualquier porquería, ser chismoso, naco, vulgar, inculto, burro, a decir que todo lo malo, lo torpe, lo absurdo que se haga fue “sin querer queriendo” o “es que no me tienen paciencia”.

Cómo es posible que millones de telespectadores le sigan el juego a Chespirito y los haya convencido de la credibilidad de su personaje infantil, por qué nadie lo detuvo si su edad y los pellejos de la cara ya no le ayudaban al poco tiempo?  Aquellos que “crecieron” con Chespirito, algunos ni siquiera de 40 años, ya son abuelos, la generación de abuelos jóvenes que tuvieron hijos en la adolescencia y que sus hijos heredaron los mismos patrones de comportamiento y ya tienen hijos.  No se trata de destruir todo lo que ha hecho  por Chespirito pero si que ya comenzara a quedar en el olvido que ha hecho más mal que bien. Debemos de quitarnos ese conformismo, esa mediocridad y desmotivaciones que en cada programa nuestras mentes programaron y es verdad que ya no hay nada nuevo ni provechoso en la televisión pero al menos que Chespirito no sea en un futuro el dios que hoy sigue siendo. Un programa que no era para niños y terminó siendo anti infantil. Ahora se dirigen a los niños con una serie animada del Chavo del 8 y el Chapulin Colorado. Y prácticamente son los mismos guiones del programa más estúpido del mundo, pero con la diferencia que en caricaturas; muy simpáticas por cierto. Detrás está la conspiración contra el pueblo de volverlo imbécil desde niño para que vote por el partido en el poder por siempre. Un gobierno socialista que ve necesario mantener a la gente en la ignorancia para manipularlos mejor. Si un poder superior los juzgara y les pediría explicaciones por haber apendejado al pueblo dirán siempre que es mejor idiotizarlo que matarlo, aunque matar al pueblo de hambre también resulta más económico. Su pendiente es que el pueblo no abandone su tercermundismo mental para así poder controlarlo por la eternidad. Esclavos siempre les harán falta.