Hay mujeres que me gustan pero luego oirlas hablar me cae una cubetada de agua fría. Y no me siento un galán. De hecho a las mujeres les doy una combinación entre asco y miedo.
El hembrismo crece a pasos agigantados. Si lo que quieren es que hombres y mujeres no nos entendamos más, están teniendo éxito.
Tengo libertad de tener amigas. Lo que no tengo es amigas. Mis ex me odian. Me estoy incivilizando, pero si las mujeres me ven con odio o con miedo yo siempre agacho la mirada aún con mis gafas oscuras puestas.