La eterna infantilización de la mente humana es un hecho. Es una avería que favorece al control social y mundial. A los niños sólo les importa jugar. Y una humanidad que sólo le importa jugar, comer, cagar y dormir no tiene futuro. No tiene un propósito. Noten a su alrededor la cantidad de gente bien pendeja que existe. No es que uno se crea muy inteligente, de verdad que no. No hay que jactarse de la inteligencia que unos más y otros menos, pero todos la tenemos aunque muchos no lo sepan.
Y digo gente pendeja porque, literalmente, pendejo es "niño" en varios países de Sudaméerica. Porque los niños son manipulables, fácil de engañar, además ellos por su intelecto poco desarrollado son ingenuos.
Los vacunan, les dan malos alimentos, muchos no tienen un plan para desarrollar mejor su inteligencia, los adoctrinan en la escuela y creen en cualquier cosa sin cuestionar pues muchos creen que la escuela pública, fábrica de pendejos eternos, es una valiosa educación.
Las sectas funcionan con la infantilización permanente de los adeptos. Los sectarios sólo están jugando a la espiritualidad mientras les roban sus dinero que es, según ellos, para buenas causas.
Juegan a que se están ganando el cielo, juegan a pensar que su labor de convencimiento para unirse a la sexta es algo digno, algo verdadero. Están jugando consigo mismos.
