sábado, 11 de noviembre de 2023

DROGA Y EL DOLOR DE VIVIR

Algo que pocos entienden es que los drogadictos a cualquier cosa, incluso al alcohol, el sexo,  la comida o hasta las medicinas, es que al consumirnos en nuestra necesidad de evadirnos de la dolorosa realidad nos motiva a seguir vivos, nuestra droga nos da razones para no lanzarnos de un edificio, ahogarnos en el mar o auto recetarnos la píldora de plomo en la cabeza aunque a veces las mismas droga funcionen como aquello que nos vaya mermando la salud no sólo física sino también mental. 
Mientras más dolor de vivir, de recordar, dolor de enfermedades, dolor psicológico, depresión, pena, insatisfacción, vacío, más obesidad, más adicciones, más dolores, más alcoholismo. 
Hay veces que criticamos con desprecio a los drogadictos, los tildamos de flojos, de estúpidos, de canallas y miserables porque su problema de abuso de sustancias nos parece de lo peor sobretodo si tuvimos una educación basada en valores religiosos. Ustedes, los religiosos, santos, ricos, productivos y virtuosos son los privilegiados de Dios. Piensan que los drogos de mierda sólo se drogan por el insano placer de las sustancias legales e ilegales, sin un trasfondo de dolor, a veces espiritual, otras veces dolor emocional. 
¿Qué saben ustedes? Si el alcohólico es así porque nunca recibió una caricia de su padre o de su madre porque era un hijo no deseado, algo que es más común de lo que se puedan imaginar. La castidad no es precisamente un valor, por eso hay tantísimos embarazos no deseados. En la edad adulta ese mismo y sufrido Ser está debilitado de no sentirse amado es el drogadicto o el alcohólico destructivo no sólo de sí mismo sino de su vocación, de sus sueños, de su familia, de sus amistades. Una persona que fue abandonada le duele vivir cada día. Una persona que fue traicionada tarda años en recuperarse emocionalmente pero hay veces que nunca lo consigue. Y se droga, y bebe mucho, se enferma de gravedad y muere. Y pocos o NADIE lo entiende.
Cuando uno está bien drogado es porque ha logrado desatender un poco sus dolores físicos desde el sistema nervioso y ha bloqueado las señales de dolor. Pero se acaba el efecto y los dolores tanto del cuerpo y del alma siempre vuelven y conforme pasan los años regresan con una mayor intensidad creando complicaciones que sólo costosas intervenciones médicas pueden ayudar en algo en ciertos casos. En muchas otras personas no y no queda de otra que vivir agonizando. La vida es sufrimiento. 
Y cuando se es pobre, cuando se vive en un país con un gobierno criminal comunista que se roba los presupuestos de la salud pública y que además destruyó uno sufre peor. El drogadicto, el borracho, sabe bien que sus vicios provocados por el dolor acortan su salud, su vida, se gasta el dinero, la sociedad lo odia y lo mira mal pero ese es el precio a pagar. Se trata de anestesiarse el sistema nervioso con alcohol, drogas callejeras o medicamentos y vivir todo loco y pendejo o ser consumidos por el dolor, la tristeza y las enfermedades. Drogarse es sentirse menos peor que vivir la vida crudamente.
Conclusión: la mayoría de la gente se droga a veces como la única motivación en la vida, por su trágico pasado, por su presente derrotado o por su carencia de futuro. No tener más espectativa del futuro que la certeza de la muerte es motivo suficiente para vivir borracho, drogado, ser un criminal o estar solamente viendo televisión en casa, escuchando música pop random en la radio, comiendo alimentos chatarra y bebiendo cocacola.
El drogadicto y el perdedor son seres desagradables, a menos que tengan dinero entonces sí son bien vistos pero cuando se les acaba entonces a todo mundo les estorban y los dejan podrirse solos. 
Entonces no se trata de echarle ganas. No se trata de que se les diga que no sean negativos, que piensen en la familia, en el amor, en Dios, en lo bueno de la vida.
Hay que recordar que tenemos un pasado, una historia, muchas veces trágica, que no se puede olvidar por más que uno lo desee ni porque le pidan que le eche ganas.
La sociedad ideal es aquella en donde la gente nadie intenta modificar la vida del otro, ni el gobierno ni nadie. No se puede querer cambiar lo que no se quiere o no se puede cambiar. La evasión de la realidad por drogas, por sexo, con la comida o el abuso del alcohol puede ser un paliativo, una razón para no volarse la tapa de los sesos, para no intentar una sobredosis de heroína o ahogarse en el mar. No todos tienen la fortaleza de terminar con su vida miserable.
No queda más que ser un poco más empático con los drogadictos, con los tristes, con los borrachos. Que sólo se quitan la vida los que ya no aguantan más la presión social, el desamor, la soledad o freirse el cerebro a diario, los mu locos y los muy pobres, lo que sirve como escape del sufrimiento, producto también de la inteligencia humana y es que la gente muchas veces no tienen de otra.