TE QUIERO
Te quiero triste, negro y sin futuro. Te quiero dócil y con miedo. Te quiero sucio, tonto y alejado, te quiero en silencio, dividido e indiferente. Te catafixio tus derechos por permisos y tu complicidad por una promesa de abstinencia no deseada que aún vive el anciano disfrazado de niño.
MARCA DEL GOBI
Arroz del gobi, cereal del gobi, frijol con gorgojo, gel antibacterial, harina de maíz, lata de atún, todo del gobi. El alcalde y su Rolex se ha operado las grandes orejas y tiene mansión. La diputeada se levantó las tetas y las nalgas. El pueblo paga siempre marca del gobi.
EL CONTINENTE DINDU
Si miras el mapa abajito de España está el continente Dindu, lleno de dindus, tigres, zebras, leones y gacelas. Y dindus por doquiera y de todas las edades. Los dindus no levantan edificaciones, ni conducen coches, ni hacen calles. Pero no lo digas porque les puede molestar que unos hagan y otros no, los dindus. Los hindús construyen templos a sus miles de divinidades pero los dindus viven en chozas y bailan con la verga al aire alrededor de fogatas que se consumen en las madrugadas. Los dindu aman la libertad pero no conocen la carne, el orgullo ni el detalle. Los dindus son grandes, veloces, infieles, culiones, ociosos, valientes en tumulto, en soledad cobardes, semen aperlado, sangre sandía, piel dindusiana, plantas de los pies demasiado amarillas, palmas tersas de nunca hacer nada, el dindu es fuerte ahora, el dindu es el color del mañana.
EL YUDAKA
Fueron los yudakas quienes corrieron a los dindus de Cherúfalen y les robaron su magia, fe y humanidad. El yudaka se quedó con Cheesrayel y ahora el dindu sueña con regresar a gozar del favor de su dios Yehovaca que se comía sus prepucios sazonados con albahaca hace mucho tiempo de eso. Ahora el dindu es amigo del yudaka que se moría de hambre en los témpanos cosacos donde sólo comían perro y raíces parecidas a las patatas. Cuando no había de otra los yudakas practicaban el canibalismo. En Mequiopia, Chachachad, Chequenia y Argengelia se proclamaron los dioses de los dindus y tuvieron que cortarse los prepucios como los viejipcios, arcos, flechas y taparrabos que los llevan arrastrando y arando la tierra aunque los dindus nunca siembran nada, siempre se esperan un poco para comerse el sacrificio. El yudaka espera si come carne de dindu. Quizás mejore, quizá se muera. Yehovaca no lo quiera¡