sábado, 23 de octubre de 2021

CONOZCA LAS TÁCTICAS DESINFORMATIVAS MÁS COMUNES

                                        

  

Vivimos en la Era desinformativa. Grupos e individuos, ya sea a sueldo o por medio de otros beneficios realizan artículos y propaganda a sus intereses. Llevan agua a sus molinos pues. No es fácil identificarlos porque los desinformadores son astutos y no se andan con babosadas. Ni una letra que publican es de salva, a veces ironizando otras veces omitiendo información importante o censurando voces es como operan. También utilizan la ironía y el humor para desinformar y que la gente crea que las ideas de sus adversarios son ridículas, exageradas o sólo mentiras. Están en todos lados, en los periódicos, en la tv, en el radio y en las revistas culturales. En internet hay varios sitios que deben aprobar comentarios y enlaces del público que evidencien sus mentiras y manipulaciones. La gente escribe pero sólo publican aquellos en los que puedan tener el control o que fácilmente puedan desacreditar. Por eso es necesario aprender las tácticas desinformativas y así darnos una idea de cuando nos quieran dar gato por liebre.


1. No obstante lo que sepan, no lo discuten, especialmente si son figura pública o un conductor de noticias, etc. Si no se reporta, no sucedió, y así no tienen que lidiar con los posibles problemas (esto es: en nuestra era sólo lo que sucede en los medios es real, lo demás es como una manzana que cae en un bosque vacío).
2. Se convierten en incrédulos e indignados. Evitan discutir temas importantes y se enfocan en temas periféricos que pueden ser usados para criticar a otro grupo considerado como “sagrado” por algún sector de la población.
3. Evitan discutir temas inconvenientes describiendo toda acusación, independientemente de dónde vengan, como meros rumores y especulaciones. Si pueden asocian las acusaciones con rumores de “Internet” y dicen que se trata sólo de “teorías de la conspiración”.
4. Utilizan la técnica de “la falacia del espantapájaros”. Encuentran un argumento en los oponentes que pueden fácilmente rebatir para hacerse ver bien a su costa.  Inventan  temas que en consideración de sus oponentes puedan ser fácilmente argumentados en su contra (sin poder probarse) o explotan las debilidades del oponente llevando la discusión a sus puntos más endebles. Amplifican su importancia de tal forma que las acusaciones que se les hacen parezcan refutarse y los temas de fondo no lleguen a discutirse.
5. Distraen a sus oponentes etiquetándolos y ridiculizándolos con títulos como “conservadores”, “radicales”, “terroristas”, “conspiranóicos”, “racistas”, “fanáticos”, “liberales” “pervertidos sexuales”, “ateos”, “fundamentalistas”, “homofóbicos”, etc.
6. Pegan y corren.  En cualquier foro público hacen un ataque a sus oponentes (puede ser una persona o un tema)  o a su posición en cierto asunto de forma que puedan retirarse sin que el oponente pueda contestar la acusación. Esto puede hacerse en programas de televisión antes de un corte o en Internet ignorando los comentarios (o editando) de los usuarios y de sus oponente.
7. Cuestionan motivos. Tergiversan o amplifican todo hecho que pueda sugerir que su oponente opera bajo una agenda personal oculta.
8. Invocan autoridad. Conservan su autoridad o se allegan a algún tipo de autoridad o experto para presentar su argumento con suficientes tecnicismos y jerga minuciosa para ilustrar que son “alguien que sabe”. Se apoyan en citas o libros afines a sus ideas y todo aquello que les permita seguir desinformando.
9. En casos extremos se hacen tontos. No obstante la evidencia o la lógica de un argumento, evitan discutir ciertos temas deslegitimándolos, invalidando toda discusión.
10. Asocian a sus oponentes con noticias viejas o acusaciones pasadas. Esto es especialmente útil antes de una discusión o un evento en el que podrían ser cuestionados.
11. Hacen falsas confesiones. Confiesan un mal menor de manera candorosa para ganarse la simpatía de los demás como alguien que se responsabiliza de sus actos. Esto sirve como un distractor de los verdaderos temas que quieren evitar.
12. Los enigmas no tienen soluciones. Llenan de giros, contradicciones y detalles complejos una situación para que parezca demasiado difícil  de resolverse. Esto hace que la verdad se pierda entre el arsenal de desinformación o que el público pierda interés.
13. Utilizan regresiones y digresiones para evitar llegar al punto de un tema que les resulte inconveniente.
14. Exigen soluciones completas. Evitan los asuntos nodales requiriendo que sus oponentes solucionen el crimen (o el asunto en cuestión) completamente. Argumentan que antes de solucionarse este asunto (el cual es demasiado complejo) todo lo que se discuta son suposiciones.
15. Llegan a conclusiones alternas moldeando los hechos. Esto requiere cierta creatividad y es básicamente una forma de alterar las piezas de un rompecabezas para que formen la figura que necesitan.
16. Desaparecen la evidencia o los testigos. Esta es una de las técnicas más usadas por la élite más poderosa: cuando detectan que alguien está por hablar o cobrar importancia (o tiene un discurso inconveniente) simplemente lo desaparecen (por ejemplo, en el caso de John F. Kennedy).
17. Utilizan comparsas o colegas a través de los cuales pueden cambiar el tema (estos sujetos pueden o no saber que son parte de esta estratagema). Esta es una variación de la típica técnica del chivo expiatorio, sólo que prefabricada.
18. Emocionalizan y antagonizan. Si están por ser atacados llevan la discusión a temas emocionales o antagónicos que cautiven la atención de los demás. De igual forma tocan puntos sensibles en sus oponentes que puedan generar respuestas emocionales que los haga perder el control. Esto también puede ser usado para distraer argumentando que sus oponentes son ”demasiado sensibles a la crítica”.
19. Piden pruebas imposibles. Llevan la discusión hacia el requerimiento de pruebas como exigencia para seguir discutiendo un tema y piden pruebas que son demasiado difíciles de obtener pero que tienen una cuota de relevancia sobre el tema que se discute.
20. Evidencias falsas. Introducen nueva información o pistas diseñadas para entrar en conflicto con lo que presenta su oponente. Esto es útil para neutralizar temas sensibles e impedir su resolución.
21. Llaman a una investigación legal o de algún cuerpo de poder que pueda investigar los hechos. Seguramente al ser parte del sistema podrán influenciar lo que se dice en el caso y lo que se filtra a los medios, así como obtener una resolución benéfica. Esto les dará mayor legitimidad. Esto puede usarse también como un movimiento ofensivo al llevar a alguien inocente a un proceso judicial (este persona puede ser un enemigo o simplemente alguien mediático que acapare la atención del público, hasta un simple blogger).
22. Elaboran una nueva verdad. Crean su propio panel de expertos, autores, líderes etc., o coopta a los existentes para forjar a través de una investigación científica o académica una nueva versión de los hechos  o un tema que pueda distraer a la opinión pública. Esto les permitirá, si es que llegan  al punto de tener que discutir el tema que quieren evitar, conseguir autoridad.
23. Crean eventos de distracción masiva. Similar a los anteriores —sólo que explícitamente—, crean historias en las noticias que acaparen la atención pública como una novela de suspenso es una de las tácticas de desinformación más usadas (por ejemplo: El Chupacabras, los mineros chilenos, etc.).
24. Silencian a sus críticos. Utilizan su poder para sobornar o chantajear a las personas que tienen información negativa sobre ellos o que se interponen en su camino. (Esto es también una práctica común de las empresas en el caso de la competencia para bloquear innovación científica que va en contra de sus intereses económicos).
25. Desaparecen. En caso de que las cosas se pongan demasiado calientes en la cocina, simplemente se dan a la fuga y tiran de locos a sus oponentes. Sus conexiones los mantendrán escudados y podrán vivir tranquilos. Tal vez en unos años, con la memoria de corto plazo de la sociedad y su capacidad de ingeniería de la opinión pública, pueden regresar como si nada hubiera ocurrido.

Yo no me detengo a comentarles ni a discutir con desinformadores porque no tiene sentido, sobretodo con temas del holocausto, del sionismo porque si son judíos NUNCA van a reconocer que Israel sea un país invasor y terrorista. Pronto sacan el tema del racismo contra ellos y de ahí nadie los saca. Porque, según la más típica desinformación, los nazis les gasearon a más de 6 millones de paisanos judíos, lo mismo que dice hollywood en decenas de películas que han manipulado la opinión pública. A esos ni aunque les pongan citas, libros y referencias, incluso a autores que han caído a la cárcel por escribir el tema tabú del holocausto porque todo se lo pasan por las pelotas y no hay nada más que hacer. Siempre que veo un artículo en línea o en una revista que es a todas luces desinformación me pregunto: ¿Cuántos caerán en estas mentiras y por cuanto tiempo?
Sepa Dios.