Porque por ahí muchos andan, de quienes os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre y cuya gloria está en su vergüenza; que piensan solamente en lo terrenal.
Filipenses 3:19
Por eso les digo: no se preocupen por la comida ni por la bebida que necesitan para vivir, ni tampoco por la ropa que se van a poner. Ciertamente la vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa. Miren a las aves del cielo, ellas no siembran ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros.
Mateo 6:25
Mi abuelita materna, una señora profundamente religiosa, no era mucho de bendecir los alimentos antes de comerlos. Sin embargo cada que terminaba de comer decía "Gracias a Dios porque nos dio de comer sin merecerlo, Amén".
Qué profundo, qué real y cuánta razón tenía.
¿Por qué no merecemos comer?
Porque hay muchísima gente, niños, ancianos, mujeres y hombres que hoy no comerán. Y mucha de esta gente es mejor que nosotros en muchos aspectos y este día no comerán. A diario mueren de hambre más de 20 000 personas en el mundo, más que en cualquier otra pandemia. Las razones son muchas: países pobres, sobrepoblación, desorganización, inflación, dictaduras.
México es el segundo país más gordo del mundo. Para el mexicano comer mucho es lo más importante en la vida. La comida es la droga principal del mexicano.
Somos, paradójicamente, un país de mayoría pobre pero muy obesa. Es un caso patético suigeneris. El problema es la comida como drogadicción y otro la drogadicción misma a sustancias sintéticas e ilegales. Gordos y drogadictos son la plaga en México.
Dice un dicho " De panzones y tragones están llenos los panteones"
Y también de drogadictos.
En México muchos se jactan de no consumir drogas ni beber alcohol pero que están abominablemente gordos, que beben a diario Coca-Cola, que a diario tragan pastelitos, galletas, que se comen medio kilo de tortillas en la comida o en la merienda, que comen papitas, tostilocos, churros, sopas Maruchan, embutidos, pan dulce, pan Bimbo, bebidas energéticas, hamburguesas, pizzas, tacos, tortas,
Estas gentes son de lo peor.
Mucha gente se queda sin comer en nuestro país porque la comida es muy cara. Cuesta tanto porque tiene mucha demanda y la comida se acaba. Suben los precios porque al tener una gran demanda se acaban y no es tan rápido el producirlos, el procesarlos y distribuirlos.
Si toda la gente gorda comiera siempre la mitad de todo lo que consume a diario, no sólo estaría menos gorda, los alimentos permanecerían más tiempo en los mercados y los precios tendrían que bajar para que esas mercancías no se pierdan y así más gente tenga acceso a esos alimentos.
Pero tenemos una sociedad obesa mórbida que consume demasiado de todo como único fin en la vida y acaba con todo porque no quieren dejar de consumir y son adictos a comer, entonces se acaban todo y eso en gran parte de gente tragona provoca escasez y carestía. La comida que queda en los mercados ya no llega a los más pobres porque no pueden pagarla. Estos se enferman y mueren.
No hay gobierno que lo pueda evitar éste desastre. La solución al problema de la hambruna está en la gente misma, en desarrollar esa conciencia sobre el problema no sólo de escasez de alimentos sino del lento suicidio que implica comer en exceso, comer adictivamente mientras muchos no comen por culpa de la gula de otros.
El comercio vive feliz mercando con los alimentos y aumentado los precios, el gobierno feliz porque cobra más impuestos y subiendo el costo de la vida porque para el sistema representa una mayor recaudación tan sólo en lo que a los alimentos se refiere, en producirlos, distribuirlos y finalmente comercializarlos. La industria farmacéutica es feliz porque a mayor enfermedad mayores ganancias.
La solución está en nosotros, en comer poco para vivir y no vivir para comer. La gula es un acto contra Dios y somos unos gordos desdichados. Mientras más gordos, más pecadores y más infelices somos.
Mientras más tragamos más infelices hacemos a los demás. No tenemos derecho a comer todo lo que queramos sólo porque podemos pagarlo o robarlo.
Cada vez que comemos algo, cualquier cosa, debemos pensar que muchos seres humanos que no tienen nada qué comer. Piensen en los niños, piensen en los viejitos que en sus últimos días no tienen ni un taco de frijoles para llevarse al estómago. Piensen en cada comilona que dan en todos esos niños con las tripas pegadas sin siquiera tomarse un vaso de leche a veces ni de agua limpia.
Cuando rara vez veo televisión o Youtube me encuentro con una serie de programas y videos de cocina que fomentan la tragadera y de verdad me da asco y me deprime. Es parecido a lo pornográfico cuando un idiota toma un pedazo de chicharrón y se lo sambute mientras las salsas le escurren por las comisuras, mastica y opina de lo sabroso que está y luego aparece en otra escena comiendo otra cosa. Algunos hacen del alarde y el culto a la comedera su modus vivendi lo cual es nefasto. Igual casi igual que la pornografía.
Ver a gente desconocida coger o comer como si no hubiera un mañana o nada mejor qué hacer es deprimente, es patético y de lo más pecaminoso ya que lagula nos lleva a otros pecados que nos destruyen espiritualmente como la ira, la avaricia o la lujuria. Comer de más es cruel e inhumano.
Nadie entiende lo que no quiere entender.
Seamos mejores, aprendamos a vivir decentemente sin abusos de ninguna índole, por nuestro propio bien, por el bien de otros, dejen de comer como si fuera la máxima satisfacción en la vida.