Me ha pasado con escritores, músicos y otros artistas mexicanos que conocí de joven y con las defensas bajas que antes los admiraba y ahora me dan pena antropológica. Por ejemplo ningún grupo de rock mexicano me gusta, pinche música pitera. Del amor al odio. Cineastas, pintores y actores mexicanos que de morro admiré ahora me caen mal porque son rucos podridos que se quedaron arriba y cuesta verlos, oírlos o apreciarlos. En serio. Y no sólo mexicanos, de casi cualquier parte. Los chingones son los menos.
Antes me gustaban muchas cosas cuya finalidad era destruir el cristianismo en mí. Música, libros, escritores, arte, artistas, filósofos, personajes, comunicadores. Los veo de una forma tan clara ahora. No pudieron; su veneno no surtió efecto del todo.
De los intelectuales mexicanos que sigo los de Jalisco que han logrado hacerla en el medio cultural, y como intelectuales me refiero a artistas gráficos, escritores, músicos, son de cajón anticatólicos. Tiro por viaje. Y sé que en Jalisco hay mucho conservador pero esa saña que tienen contra lo católico es un fenómeno. ¿De plano es tan complicado vivir con una comunidad mayormente católica? ¿Los católicos se meten demasiado en la vida de los no religiosos a grado de tirarle a la religión todo su mérito? A la gente no se le dice nada pero atacar sus creencias, darles donde más les duela. Las ideas comunistas permean ya en los estados que antes fueron los más conservadores. Todo anticatólico es un comunista de mierda.
Los escritores que le gustan a todo mundo, los que se disfrutan, hacen una literatura pop que su máximo logro es llegar al cine. Los escritores que todo mundo lee pero que dejan a todos deprimidos, sin esperanza ni claridad, aquellos que nadie se enorgullece de leer son los más trascendentes. Y un efecto similar sucede con otras disciplinas artísticas.
Muchas de las veces para algunos la familia cultural es su única familia. Artistas, escritores y creativos por lo general se desenvolvieron en ámbitos familiares hostiles al arte y a las actividades intelectuales en parte por desinterés pero también porque la gente sólo vive para salir la semana o el mes con los gastos. En la familia actual ahí lo que menos importa es el arte, la reflexión, la filosofía o un entendimiento básico de la realidad política.
Quino,el padre de Mafalda, decía en una entrevista en 2004:
–“Pero el capitalismo también se va a ir al carajo. Esto no puede continuar así. Yo lo que espero es que a la larga se intente otra forma de socialismo. No igual al que ya fue, pero para mí sigue siendo el mejor sistema de gobierno” (…).
¿Morirá siendo socialista?
–“Sí, por supuesto. Esa es la mejor forma de gobierno que concibo, es el mejor sistema. Apenas tuvo 70 años para expresar y es probable que estuviera mal aplicado. Si pensamos que al cristianismo le llevó tres siglos imponerse, ¿por qué no podemos pensar que el socialismo regresará y finalmente podremos vivir en un sistema más justo y más humano para todos?”
Ahora mismo la Argentina sucialista es el segundo país mas pobre del continente.
A ver qué cambios hará el presidente Javier Milei.
Es un hecho que las opiniones de nuestra música favorita a todo el mundo le importa un rábano. Pero opinar de la música que no nos gusta, como autor o escritor, incluso como músico, tiene más juego, más relevancia. Hueva dan esos morros que alaban a Queen, Led Zepelin o Beatles, música de tatarabuelos. Se están perdiendo de mucho al engranarse tanto con el rock de hace 60 años. No opino por joder. De verdad que a mí las canciones populares mayormente me chocan, me dan hueva. Dicen cosas que no me llaman. Prefiero la música instrumental: clásica, jazz, electrónica, música del mundo. Excepto las guitarras. La música de guitarras acústicas no me pasa. Pero ese era el punto, ¿te gusta la "música"popular? Bravo por ti. Hay billones como tú. No hay pedo. A mí no.
Antes maestros, filósofos, escritores y artistas influyeron en nuestro pensamiento. Hoy gente cagando en el baño y con su teléfono son los proveedores de ideas más populares en las redes sociales.
Antes, en la era industrial, a los escritores les pagaban por pagina unos peniques y estos no escribían por negocio sino por afición, por la osadia de narrar una historia ficticia que revoloteaba en su mente. Y salían grandes obras, por ejemplo la saga del Señor de los Anillos de J.R.Tolkien o C.S. Lewis, maestros, intelectuales, fumadores de pipa y burgueses bebedores de whisky que tardaron años puliendo sus obras. Pero el creativo pobre que busca profesionalizarse y pone las cosas en perspectiva como juez y parte de sus creaciones está en otra onda y por lo regular es menospreciado.
En todo este tiempo absurdo ya ha salido algo bueno para mí: de verdad, de corazón, no me interesa ser reconocido, admirado por mis talentos, ni publicar libros, ni grabar videos y subirlos a youtube para que le den likes. Me caen mal todos los famosos, me cae mal la gente que cree que porque hace canciones, dibuja o escribe libros merecen toda la gloria, admiración y fama eterna. Me caen mal un chingo de artistas, filósofos, escritores y comunicadores. Los grandes maestros, los grandes santos, los innovadores y genios son los del pasado más remoto.
No hay un mejor escritor. Hay escritores y muchos hacen enorme su sombra como Kafka, Dostoievski, Borges, Salvador Elizondo, Cortázar...y uno como escritor de medio pelo no se agüita, ni se acompleja, mucho menos envidia el talento de otros. Cada escritor aporta una reflexión, un punto de vista, una nueva forma de enfrentar la vida, algo inspirador o bien algo desolador, muy serio o con sentido del humor.
Los escritores y los raperos de hoy, al haber tantos, sólo les interesamos a nuestros similares. A la gente en general le importamos un garbanzo.
En radio de la UABC pasan programas con autores nueva era y aunque no lo dicen abiertamente se presentan como una alternativa al catolicismo imperante. Hablan de Osho, el filósofo satánico y pedófilo como alguien chévere que puede nutrir el espíritu. También hablan de meditación de budismo, culto a los ángeles (caídos) astrología...y bueno...es universidad pública, caray. Al parecer, el comunismo global está de acuerdo en no rechazar lo espiritual, sin importar su contexto cultural, siempre y cuando no se trate del catolicismo.
Los países más ricos y con mejor nivel de vida tienen muchas actividades artísticas y culturales todo el tiempo. Hay mucha solidez cultural, más inteligencia social, más empatía y conocimiento y por lo tanto se refleja en mayor seguridad, economía estable, mejor salud. En cambio de este lado nomás se asoma un poco de inteligencia, un poco de filosofía o de arte verdadero y una de dos: o luchan contra la obra o el autor o peor, no la entienden ni lo quieren entender. La imagen sin relación con el tema, sólo para hacer agradable el punto de vista.
Las conversaciones entre escritores no son tan espectaculares como muchos suponen, pero son de las mejores.
Los escritores que más admiro fueron o son conservadores.
Los cavernícolas escribían en cuevas. Los escritores de ahora somos cuadernícolas.
No estoy a la espera de que alguien me recomiende escritores, ni música, ni artistas ni mucho menos películas.
La negatividad, la payasada literaria, la crítica, la mala leche es mejor que todos los escritores cursilientos letrinoamericanos consagrados.
De toda la gente que trabaja para los grandes medios masivos y que he seguido sus aportaciones desde hace años, ninguno solo de periodistas, escritores, locutores, caricaturistas y reporteros, cuestionó la narrativa oficial de la pandemia. Pero ninguno solo, de verdad.
Los maestros de la vida no son los artistas. Son los escritores.
No soy un buen escritor porque desconozco el sentimiento de la envidia. Y creo que los buenos escritores son esencialmente envidiosos. O deben serlo. Conozco a varios que tienen ese problema, la envidia como estimulante creativo. Son mucho mejores juntadores de palabras que yo, lo reconozco. Pero les quedaré debiendo la envidia.
Un pinche escritor que hable de lo poco o nada que entiende por lo menos debe escribir sin faltas de ortografía. A los que les importa un bledo la ortografía y entienden poco o nada, se les conoce como analfabetos funcionales.
De ser un artista de luz y me diera a entender tendría mucho apoyo. Pero como sólo soy un escritor trespesino y oscuro no tengo apoyo. Aunque no se necesita ningún apoyo para juntar palabritas.
Verdeth
