martes, 16 de marzo de 2021

ERES LO QUE HACES


 


¿A dónde llegaremos si le tenemos miedo a las palabras? No creo que muy lejos.  Más bien a ningún lado. Entonces, ¿por qué hay tantos artistas que no se consideran a sí mismos artistas? Porque le dan desmedida importancia a las palabras, un valor irreal. Y eso sucede sobretodo en el tercer mundo donde la literatura y el arte son despreciados.
¿Por qué muchos intelectuales no se consideran parte de la intelectualidad, aunque publiquen en revistas, en blogs o estén preparando un libro? Ha de ser por miedo al ridículo, al rechazo, a la burla.
Yo sé lo que soy y no le tengo miedo al lenguaje. No lo sublimo, no lo degrado porque para mí el lenguaje no es más que una herramienta pero tampoco me da miedo y me importa una chingada lo que los demás piensen de mí o de lo que escribo. Esto es así, se toma o se deja, se lee o se queda en el olvido. Estoy demente y no le temo al desprecio ni a las críticas de ningún tipo. Ningún crítico puede mejorarnos algo ya arrojado por nosotros. Además nadie lee a los críticos, a lo mucho algunos escritores desbalagados por ahí.
Igual pasa con los pintores o cualquier artista visual que muchos se acomplejan con la ya creado. Nadie que se tome en serio pintaría como Dalí, Velázquez, Rivera, Clemente Orozco o Rembrandt. Con lo que ellos hicieron ya tenemos más que suficiente. Nos hace falta también la visión de los pintores no consagrados. Si tenemos como modelo la fama y reconocimiento que la cultura oficial les ha dado siempre a los colosos pues nunca se les llegará ni a los tobillos.
¿Y qué habrán hecho estos para ser tan famosos?  Pues algo hay de cierto que le tienen que chupar la cola al diablo. Pero si vemos más allá sabremos que hay miles de artistas que no saben ni dibujar, ni pintar y que sus obras no le dicen nada a la humanidad, están desalmadas o sus conceptos son tan rebuscados que al mirar sus obras nos dan sopor.
Noveleros, escritorcetes, escribanos, poetillas, gacetilleros, etc. No se rajan y siguen (más bien seguimos) escribiendo sin importar el qué dirán aunque ya tengamos a Dante, Borges, Dostoievsky, Withman, Allan Poe. Leemos su maestría para ser mejores día con día. (Salió verso sin mucho esfuerzo) y puede que nunca ganemos un gran premio literario ni siquiera reconocimiento nacional pero el chiste es no achicopalarse.


No arrugues tu sombrero ni agaches la cabeza cuando alguien te pregunte si eres escritor.
Lo tuyo es el arte, eres alguien que trabaja para una existencia mejor, un mundo más habitable. Estás dialogando, abriéndote al mundo aunque seas humilde y no te conozcan ni en tu calle, haces falta en un mundo lleno de típicos, normales y subnormales. Y hay que estar al pendiente de informar sobre todo aquello que ostenta el poder sobre la sociedad y de otras injusticias en la vida. Hay tanto de que hablar, el arte transforma la vida. También hace falta belleza, verdad, imaginación. ¿Quién nos va a proveer de eso en estos tiempos, los mismos de siempre, los que salen hasta en las cajas de cereal?
Lo que hacemos es importante. Hay que comenzar por afirmarnos en nuestro papel creativo. Si escribes, eres escritor. Si dibujas, eres dibujante, si esculpes, eres escultor. Simple: si haces arte, eres artista. Que no te aplaste la mediocridad, ni la propia ni la ajena. No te detengas por el mundo bobo en el que vives, eso trata de rebajarte de muchas maneras y tú no debes darle ese gusto.