En uno de mis numerosos empleos del pasado estuve trabajando con un tipo que en una reunión con sus amigos, en la que yo estaba como invitado especial en un antro, celebraba mi patrón que yo le había dado a ganar su primer millón de dólares en una empresa constructora. Yo era su agente importador de mercancías en Tijuana. Un millón de dólares se dice fácil. Yo no sabía y preferiría no haber sabido pues de ese millón de dólares creo justo que me debió haber dado por lo menos un aumento de sueldo, un bono de mil dólares, un carro, algo. Pero el millonario sujeto agarrado como culo de perra, no me dio nada más que las gracias en medio de su gente. Esa vez mi ex patrón pagó mi cuenta que por cierto no era mas de 10 dólares de unas pinches cervezas. Luego de un tiempo lo mandé a la roña porque me hartó.
Otro patrón menos pendejo pero más pobre y agarrado también me dio la lección de mi vida: "Tú como trabajador nunca saldrás de pobre. Aunque trabajes duro toda tu vida, siempre vas a ser pobre. Mi familia y yo fuimos muy pobres. Yo sería ahora tanto o más pobre que tú. Pero me metí al gobierno (de Salinas y Ernesto Zedillo) y sólo así pude hacerme de un dinero. Tú ni siquiera eres sujeto de crédito. Para el gobierno eres un pobre, un pobretón más."
Y bueno, la pobreza no es algo realmente vergonzoso. Mi familia siempre fue clase media y en ese ambiente crecí. Nunca me faltó nada de comer, ni vestir. La pobreza la conocí ya como individuo independiente. Pero siempre me he contentado con muy poco. Soy una de las personas más inconformes que pueden conocer y sin embargo tengo fama de conformista. En mi juventud quise ser monje, servir a Dios, conocerlo mejor, ayudar a otros. Pero la vida monástica no era para mi, soy un sujeto difícil de controlar, cuando morro, AHORA PEOR.El mundo no me atraía, me la pasaba leyendo libros y revistas, teniendo muchos empleos mediocres. La escuela no me interesó; me la pasaba dibujando en clases. Siempre había en mi la sensación de estar perdiendo mi tiempo y que todo lo que me enseñaban no me serviría para una chingada.
Siempre fui tan raro como un hombre verde. De hecho de ahí viene mi nombre artístico VERDETH, de la rareza, de lo fenomenal como las personas con piel de color poco común. Considero importante el dinero pero no lo máximo.
Entonces prefiero asumirme como pobre, mediocre y conformista si eso hará que me dejen en paz. Como artista no pienso darle gusto a la gente para ver qué les vendo. Si le gustó lo que hago o escribo, bueno. Si no, me importa un pepino.
No me meteré a la política, actividad netamente homosexual y masónica. Puro mal pedo ahí. Nunca le voy a vender mi trabajo, mi creación, a ningún gobierno. No creo en ellos. No creo en la democracia y me desgrada toda la cultura oficialista.
Sigo en lo mío, en mi pobreza, en mis escritos, dibujos y canciones.
Vivo al día, como poco, gasto poco, me interesa el mundo muy poco. Puede que luego esté mejor, no soy un fanático de la pobreza. Y en resumidas cuentas nada nos salva de la muerte. ¿Mediocridad? Un día morirás, bestia.
Hay que vivir con decoro, con dignidad, rechazando todo tipo de miserias. Pero la pobreza de espíritu es lo más grande, lo más noble y puro. Y de nosotros los pobreses el reino de los cielos, dice el Señor Jesucristo. Y Él era pobre. Y siempre decía la verdad.
David Gordon