Lo creería si sólo fuéramos un cuerpo decadente que cada día se acerca más a su fin. No sé qué me pasa que últimamente la muerte me angustia, la muerte de los míos. Aunque no tenga una muy buena relación con ellos. Antes no preocupaba de la muerte ni de la mía ni la de mis cercanos que ni son muchos. Pero dormir a diario no me remonta tanto a la muerte como me sucede con el orgasmo.
Esos segundos donde uno se suspende de todo, de la vida misma, al salir el caldo radioactivo del orgasmo, solo o acompañado, no veo la diferencia. Cuando se es joven y se tiene una vida sexual un tanto aburrida pero más o menos sana, aceptable, un orgasmo diario no es nada pero al llegar a la andropausia se va perdiendo la calentura, el deseo decrece y se comienza a pensar en el orgasmo como una cosa que no vale la pena tener, cuando se tiene. Con amor por la mujer y todo. Con amor a uno mismo igual, el orgasmo se vuelve un lastre. A eso le sumamos la disminución del placer que nos daban las cosas de antes como la música, salir a tomar
-ahora sólo salgo a beber unas cervezas cuando se me puede garantizar que a dónde estemos no habrá música, ni mucha gente-
a estos síntomas le llaman la anhedonia, recién me entero en las redes sociales, ya ves que la gente ahora hace pendejos videos en YouTube de cualquier cosa.
Para no darle vueltas al asunto debo decir que Odio Realmente El Orgasmo (OREO), odio el cansancio, el desperdicio de energías, el sexo rutinario. Entiendo a los drogadictos y perdedores que viven solos fumando cristal, que no se bañan y que ni novia tienen. Si se sacan el veneno es lo de menos, es factible vivir sin música, sin drogas, sin mujer y hasta sin orgasmos.
Algunos dicen tener orgasmos a diario, sí. Es posible. Y uno que ya no se coce al primer hervor también pero a qué costo en desgaste enérgico. Y mental. Me acordé de un viejo chiste:
Un buen día cuando Dios creó al hombre le dijo: Adán (así se llamaba) para que te deleites en la vida te daré para que goces 10 mil cohetes para que los truenes en la intimidad con tu mujer, Eva. Gracias Dios mío -dijo Adán- y pasaban los días y Adán y Eva tronaban los cohetes todos los días así que era normal que Adán se olvidara de los cohetes y de pronto llegó el tiempo que Adán se había quedado sin cohetes y no entendia la razón y fue a reclamar a Dios que qué onda con los cohetes, que sacando cuentas aún le quedaban como 3000 cohetes. Y fue que Dios le preguntó:
¿Y los que te tronaron en la mano, Adán?
De ese chiste de mi adolescencia aprendí que lo mejor era, dado el momento, apostar por un sexo sabio: la moderación sexual, ahora sí que ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre.
Y es que me he obsesionado con muchas cosas pero en lo sexual no mucho. Primero porque no se me da el romanticismo y creo que la mujer no lo merece. Sobretodo cuando ya tienen más de 25 años. Aunque hay unas que son re pirujas y teniendo menos edad ya andan de nalgas prontas.
Pero suponiendo que fuera soltero, mi estado ideal, sin novia no me masturbaría salvo una o dos veces al año. Ahora una vez bimestral de descarga genética me parece suficiente. No, que te va a dejar tu mujer y se irá con otro -me dicen- yo no la detendría. ¿Me explico? Al mundo vine solo y solo voy a morir. También si alguien me quisiera matar por alguna razón yo le pediría nada más que me dejaran hablar antes con mi madre (ni modo que después) y de decirle a mi mujer que no le ponga otro hueso al caldo pues esa noche no iré a cenar. Y despedirme de los hijos y ahora sí, jálale al gatillo hijo de puta madre.
Conozco a hombres que a diario eyaculan: se la viven trabajando y escuchando la misma música desde que eran adolescentes. Trabajar, comer, escuchar la misma música y eyacular. Yo no quiero eso para mí, no le veo el chiste.
Mejor es tener la relación sexual con una prima fea pero buenota que ir por el camino del orgasmo rutinario. Quizás estoy mal pero me desmotiva la faena sexual de 15 minutos y luego aventar el jugo, tronar el cohete, oír música, drogarse o beber en los antros. Soy casado pero tengo mucho pegue con las gordas, mamás solteras y mujeres maduras. Yo pienso que relacionarse en exclusividad con una mujer es bastante complicado en estos tiempos pero de verdad que ni siendo soltero estaría detrás de una mujer en exclusividad sólo procurando el orgasmo, algo que muchos de nosotros experimentamos como lo máximo. Algo que también hacen los cerdos. Y los delfines. Yo admiro a los que son mejores que yo por ejemplo a los santos católicos, las monjas, los budistas, los ascetas y yoguis que sólo se agarran el pene nomás para mear.
Mi abuela y segunda madre me dijo desde que era un muchacho que no me obsesionara nunca con los placeres carnales. Si, el sexo, la droga, la bebida, las putas, el baile; ni siquiera la comida que porque sufriría mucho el día que no los tuviera. Y por décadas hice caso omiso y viví al límite, derramando siempre hasta la última gota. Qué triste. Ahora no es que no pueda sino que tengo muy pocas cosas que me agradan. No conozco a nadie, no salgo con nadie, mi familia piensa que estoy loco. De mis pocos conocidos ya ni siquiera me hablan. Tenemos nuestros números de teléfono pero nunca tengo llamadas. Por mis ideas políticas que más bien se basan en lo que me da displacer, o sea todo. Tampoco les agrado porque no me gusta escuchar música. Los restaurantes me deprimen en lugar de hacerme sentir mejor. Me da flojera seducir porque aunque aceptara tener una relación con alguien ya no me gusta tener el orgasmo, odio desperdiciar y por muchas razones y lo evito como la peste bubónica. Esto lo detectan las mujeres y por eso muchas me odian, pasan de mí y si me muero para ellas mejor. A mí me son indiferentes. Si tienen entre 20 y 25 años pudiéramos negociar sólo que yo no uso preservativos, no la tengo grande, no duró mucho y soy casado y ya con esto último todo valió madres. Soy más indeseable que una patada en la panocha, para que me entiendan. Además no tengo dinero, indispensable hoy si se quiere gozar de las mieles del sexo. Ahora todo mundo nos exige ser nosotros mismos y respetar de las decisiones sobre el propio cuerpo, todo, excepto el evitar el orgasmo, eso es de locos.
Y la mujer contemporánea, sin mucho esfuerzo ha logrado interpretar las señales. Al hombre lo único que le importa es eyacular. Ya vio que el hombre sólo quiere descargar su genética a diario en su zona cavernosa y que a cambio de eso es capaz de mantenerla económicamente y hasta de dejarse dominar, de tenerlo en exclusiva. Al simp sólo le importa descremarse y es capaz hasta de fingir amor, de mantener hijos de otros
-jajajaja- no, espera: qué estupidez la de mantener las descargas de semen de otros hombres. Y la mujer siempre querrá un hombre que la mantenga pero no su semen. Le exige condón a su nuevo adulador o que le compré anticonceptivos médicos; o peor: la pastilla del día siguiente. Todo porque el hombre es un desmadre sexual que a diario quiere echar la leche. Yo a diario prefiero que me dejen en paz. Que nadie me hable ni me pida sexo.
Apuesto por un sexo sabio, algo bien, un sexo con mucho sentido, con amor, cariño y respeto. Poquito porque es bendito. Una o dos veces al mes y con la mujer que de verdad me quiera, me acepte, me ame y que no sea una pendeja manipuladora. Y si no puede dar eso que no se preocupe: hay millones de hombres dispuestos a dejarse manipular por todo tipo de mujeres con tal de que les ayuden con el fastidioso acto eyaculatorio a diario. Por unos segundos de placer y que consiste en la sensación de estar vivo y muerto a la vez. Y que por eso tengan que mantener a una patoja, a una conchuda, a una brujer chancluda con hijos de otro, no mamen; es conformarse con muy poco, es no quererse ni un poco.
Habemos quienes quisiéramos morir en serio y no sólo unos segundos orgásmicos mientras tiramos nuestro semen (literalmente)a la basura envuelto en un papel sanitario o embarrado en un calcetín que se guarda debajo de la cama (cum sock) o echárselo dentro a una mujer con DIU, o a un condón y hacerle el nudo y a la basura del baño entre los papeles embarrados de inmundicia.
Eso no es sabio. No es natural, no es inteligente, no es bueno, no es noble; y a la mujer no le importa que así sea. No es ella la que se desgasta. Mientras no le caiga adentro en días fértiles es capaz de todo.
Y prepárate porque la mujer de hoy quiere hombres pero no su semen, como dije anteriormente, con fines de controlar a sus hombres. ¿Qué harán contigo, hombre, una vez que te sometan a sus caprichos, a su plan de dominación a través del sexo? Nada bueno. Pero si ni ellas saben lo que quieren y ni lo que es bueno. Uno como hombre sí lo debe saber. Hay veces que nos debemos quedar solos en la puta vida sobretodo si no hay mujeres con los mismos valores ni entendimiento básico. Y muchos así lo hacen. Terriblemente el hombre sí o sí tiene que dejar de ser él para darle gusto a sus mujeres y eso es algo que muchos no queremos hacer. Que mejor ellas vayan a importunar a sus madres. Si.
El dinero, la energía vital a duras penas alcanzan para uno. No se puede estar desperdiciando el dinero ni la energía vital. Me dicen: "pero si no tienes sexo diario con la mujer se irá a coger con otro".
Muy probablemente. Por eso hay que dejarlas cuanto antes una vez que hemos entendido algo esto en la vida. O de plano no tener mujeres. O sólo de vez en cuando ir con las putas que para eso están y ellas también tienen necesidades económicas. ¿De qué van a comer las mujeres que sólo saben abrir las piernas? Hay que humanizarse. Además ellas, las putas, no son celosas. Ya en serio cuidado con ellas también. Hay unas que no son putas de profesión pero sí de afición y andan como changas veracruzanas de liana en liana.
No hay nada mejor que cuidar la energía vital. Otros creen que si no tenemos sexo diario nos podemos enfermar, que nos puede dar cáncer y morirnos. Maldito Google. ¡Pues gloria a Dios! Morir y llegar más pronto a la eternidad y sin tanto sufrimiento, sin ser esclavo del gobierno, de la mujer, de la familia, de la sociedad de consumo. Morir y ser libre.
Yo por eso seguiré con mi filosofía OREO
(Odiando Realmente El Orgasmo) y siendo feliz ahora sí y a mi manera y de la de nadie más.
D Gordon