Vivimos en la Era desinformativa. Grupos e individuos, ya
sea a sueldo o por medio de otros beneficios realizan artículos y propaganda a
sus intereses. Llevan agua a sus molinos pues. No es fácil identificarlos
porque los desinformadores son astutos y no se andan con babosadas. Ni una
letra que publican es de salva, a veces ironizando otras veces omitiendo
información importante o censurando voces es como operan. También utilizan la
ironía y el humor para desinformar y que la gente crea que las ideas de sus
adversarios son ridículas, exageradas o sólo mentiras. Están en todos lados, en
los periódicos, en la tv, en el radio y en las revistas culturales. En internet
hay varios sitios que deben aprobar comentarios y enlaces del público que
evidencien sus mentiras y manipulaciones. La gente escribe pero sólo publican
aquellos en los que puedan tener el control o que fácilmente puedan
desacreditar. Por eso es necesario aprender las tácticas desinformativas y así
darnos una idea de cuando nos quieran dar gato por liebre.
1. No obstante lo que sepan, no lo discuten,
especialmente si son figura pública o un conductor de noticias, etc. Si no se
reporta, no sucedió, y así no tienen que lidiar con los posibles problemas
(esto es: en nuestra era sólo lo que sucede en los medios es real, lo demás es
como una manzana que cae en un bosque vacío).
2. Se convierten en incrédulos e indignados.
Evitan discutir temas importantes y se enfocan en temas periféricos que pueden
ser usados para criticar a otro grupo considerado como “sagrado” por algún
sector de la población.
3. Evitan discutir temas inconvenientes
describiendo toda acusación, independientemente de dónde vengan, como meros rumores
y especulaciones. Si pueden asocian las acusaciones con rumores de “Internet” y
dicen que se trata sólo de “teorías de la conspiración”.
4. Utilizan la técnica de “la falacia del
espantapájaros”. Encuentran un argumento en los oponentes que pueden fácilmente
rebatir para hacerse ver bien a su costa. Inventan temas que en consideración de sus oponentes
puedan ser fácilmente argumentados en su contra (sin poder probarse) o explotan
las debilidades del oponente llevando la discusión a sus puntos más endebles.
Amplifican su importancia de tal forma que las acusaciones que se les hacen
parezcan refutarse y los temas de fondo no lleguen a discutirse.
5. Distraen a sus oponentes etiquetándolos y
ridiculizándolos con títulos como “conservadores”, “radicales”, “terroristas”,
“conspiranóicos”, “racistas”, “fanáticos”, “liberales” “pervertidos sexuales”,
“ateos”, “fundamentalistas”, “homofóbicos”, etc.
6. Pegan y corren. En cualquier foro
público hacen un ataque a sus oponentes (puede ser una persona o un tema)
o a su posición en cierto asunto de forma que puedan retirarse sin que el
oponente pueda contestar la acusación. Esto puede hacerse en programas de
televisión antes de un corte o en Internet ignorando los comentarios (o editando)
de los usuarios y de sus oponente.
7. Cuestionan motivos. Tergiversan o amplifican
todo hecho que pueda sugerir que su oponente opera bajo una agenda personal
oculta.
8. Invocan autoridad. Conservan su autoridad o se
allegan a algún tipo de autoridad o experto para presentar su argumento con
suficientes tecnicismos y jerga minuciosa para ilustrar que son “alguien que
sabe”. Se apoyan en citas o libros afines a sus ideas y todo aquello que les
permita seguir desinformando.
9. En casos extremos se hacen tontos. No obstante
la evidencia o la lógica de un argumento, evitan discutir ciertos temas
deslegitimándolos, invalidando toda discusión.
10. Asocian a sus oponentes con noticias viejas o
acusaciones pasadas. Esto es especialmente útil antes de una discusión o un
evento en el que podrían ser cuestionados.
11. Hacen falsas confesiones. Confiesan un mal
menor de manera candorosa para ganarse la simpatía de los demás como alguien
que se responsabiliza de sus actos. Esto sirve como un distractor de los
verdaderos temas que quieren evitar.
12. Los enigmas no tienen soluciones. Llenan de
giros, contradicciones y detalles complejos una situación para que parezca
demasiado difícil de resolverse. Esto hace que la verdad se pierda entre
el arsenal de desinformación o que el público pierda interés.
13. Utilizan regresiones y digresiones para
evitar llegar al punto de un tema que les resulte inconveniente.
14. Exigen soluciones completas. Evitan los asuntos
nodales requiriendo que sus oponentes solucionen el crimen (o el asunto en
cuestión) completamente. Argumentan que antes de solucionarse este asunto (el
cual es demasiado complejo) todo lo que se discuta son suposiciones.
15. Llegan a conclusiones alternas moldeando los
hechos. Esto requiere cierta creatividad y es básicamente una forma de alterar
las piezas de un rompecabezas para que formen la figura que necesitan.
16. Desaparecen la evidencia o los testigos. Esta
es una de las técnicas más usadas por la élite más poderosa: cuando
detectan que alguien está por hablar o cobrar importancia (o tiene un discurso
inconveniente) simplemente lo desaparecen (por ejemplo, en el caso de John F.
Kennedy).
17. Utilizan comparsas o colegas a través de los
cuales pueden cambiar el tema (estos sujetos pueden o no saber que son parte de
esta estratagema). Esta es una variación de la típica técnica del chivo
expiatorio, sólo que prefabricada.
18. Emocionalizan y antagonizan. Si están por ser
atacados llevan la discusión a temas emocionales o antagónicos que cautiven la
atención de los demás. De igual forma tocan puntos sensibles en sus oponentes
que puedan generar respuestas emocionales que los haga perder el control. Esto
también puede ser usado para distraer argumentando que sus oponentes son
”demasiado sensibles a la crítica”.
19. Piden pruebas imposibles. Llevan la discusión
hacia el requerimiento de pruebas como exigencia para seguir discutiendo un
tema y piden pruebas que son demasiado difíciles de obtener pero que tienen una
cuota de relevancia sobre el tema que se discute.
20. Evidencias falsas. Introducen nueva
información o pistas diseñadas para entrar en conflicto con lo que presenta su
oponente. Esto es útil para neutralizar temas sensibles e impedir su
resolución.
21. Llaman a una investigación legal o de algún
cuerpo de poder que pueda investigar los hechos. Seguramente al ser parte del sistema
podrán influenciar lo que se dice en el caso y lo que se filtra a los medios,
así como obtener una resolución benéfica. Esto les dará mayor legitimidad. Esto
puede usarse también como un movimiento ofensivo al llevar a alguien inocente a
un proceso judicial (este persona puede ser un enemigo o simplemente alguien
mediático que acapare la atención del público, hasta un simple blogger).
22. Elaboran una nueva verdad. Crean su propio
panel de expertos, autores, líderes etc., o coopta a los existentes para forjar
a través de una investigación científica o académica una nueva versión de los
hechos o un tema que pueda distraer a la opinión pública. Esto les
permitirá, si es que llegan al punto de tener que discutir el tema que
quieren evitar, conseguir autoridad.
23. Crean eventos de distracción masiva. Similar
a los anteriores —sólo que explícitamente—, crean historias en las noticias que
acaparen la atención pública como una novela de suspenso es una de las tácticas
de desinformación más usadas (por ejemplo: El Chupacabras, los mineros
chilenos, etc.).
24. Silencian a sus críticos. Utilizan su poder
para sobornar o chantajear a las personas que tienen información negativa sobre
ellos o que se interponen en su camino. (Esto es también una práctica común de
las empresas en el caso de la competencia para bloquear innovación científica
que va en contra de sus intereses económicos).
25. Desaparecen. En caso de que las cosas se
pongan demasiado calientes en la cocina, simplemente se dan a la fuga y tiran
de locos a sus oponentes. Sus conexiones los mantendrán escudados y podrán
vivir tranquilos. Tal vez en unos años, con la memoria de corto plazo de la
sociedad y su capacidad de ingeniería de la opinión pública, pueden regresar
como si nada hubiera ocurrido.
Yo no me detengo a comentarles ni a discutir con
desinformadores porque no tiene sentido, sobretodo con temas del holocausto,
del sionismo porque si son judíos NUNCA van a reconocer que Israel sea un país
invasor y terrorista. Pronto sacan el tema del racismo contra ellos y de ahí
nadie los saca. Porque, según la más típica desinformación, los nazis les
gasearon a más de 6 millones de paisanos judíos, lo mismo que dice hollywood en
decenas de películas que han manipulado la opinión pública. A esos ni aunque les
pongan citas, libros y referencias, incluso a autores que han caído a la cárcel
por escribir el tema tabú del holocausto porque todo se lo pasan por las
pelotas y no hay nada más que hacer. Siempre que veo un artículo en línea o en
una revista que es a todas luces desinformación me pregunto: ¿Cuántos caerán en
estas mentiras y por cuanto tiempo?
Sepa Dios.