Hay muchos tipos de matrimonios hoy en día, matrimonios por el civil, por conveniencia, por no sentirse solo, matrimonios por haberse comido la torta antes de recreo y estar embarazados, matrimonio por moda; resulta que la mujer particularmente se aferra a casarse porque ya todas sus amigas, primas y hermanas se casaron y ella no quiere quedarse
"para vestir santos".
En general la gente se casa para ser feliz, rara vez lo consiguen según su propio concepto de felicidad pero en esencia se casa para pasarla bien, con o sin hijos, tener sexo, comprarse cosas, ser mantenidos y gozar del amor exclusivo. Ese es el concepto de matrimonio en boga: en esencia, gozar la vida en compañía.
NO EN EL MATRIMONIO TRADICIONAL
La Iglesia católica, con un pie en la tierra y otro en el cielo tiene un concepto del matrimonio único: es una preparación para el sufrimiento. El matrimonio católico sirve para la santidad, una difícil prueba de amor que muchos no entienden de esa manera. Se casan y luego de un tiempo empiezan los problemas. Y es que en todo lo importante se nos exige dar demasiado: en el trabajo, en los negocios, en el cuidado de la salud. Lo mismo en un matrimonio, hijos, cuidado, manutención, en el amor a la pareja, cuidado,manutención, fidelidad, protección, étc. El matrimonio es una carga, una cruz. En el catolicismo el ideal es dar la vida por amor, no por amor propio, amor por los demás. La gente que se casa hoy, alejada de la Iglesia y de Dios, no tiene ese santo ideal realmente y luego vienen los problemas de entendimiento.
MATRIMONIOS NO RELIGIOSOS
En los matrimonios de hoy quieren puro sexo, viajes, compras excesivas, entretenimiento de netflix, hacerse güeyes en facebook, que la salidas al bar, al cafecito con las amigas, al juego con los amigos, al antro a bailar, adoptar mascotas y no tener hijos. Quienes se casan con esa mentalidad y viven de ese modo al tiempo se aburren y se divorcian para luego repetir la experiencia, boda civil, tranquilamente hasta donde se pueda y asi, sin el ideal espiritual millones viven en un sufrimiento innecesario que no perciben por sus propias distracciones y maneras de vivir que copiaron a otros y no a los principios religiosos que, por supuesto, menosprecian.
Es comprensible quienes no quieren casarse para sufrir. No aguantamos ningún tipo de sufrimiento. Hoy ya no quieren hijos porque a la mujer le han dicho hasta el cansancio que son una chinga, que los partos son dolorosos, que son muy caros, que te engordan, que los hijos pueden salir feos, que hay sobrepoblación mundial. Al hombre lo atacan para no tener hijos con esos y más argumentos, que los hijos cuestan mucho, que todo está cada vez más caro, que los pañales, que la comida, que la fórmula láctea. Sólo se concentran en lo negativo y no que el matrimonio es un camino a la santidad, una opción válida y bendecida por Dios.
POR ESO EL CONCEPTO DE DIVORCIO NO EXISTE EN EL CATOLICISMO.
De hecho Jesucristo es el novio amoroso y su Iglesia católica su amada esposa por quien tomó una cruz y ofreció su vida para redimirnos de nuestros pecados. Un Dios fiel que NUNCA abandonará a su esposa. Cristo es el esposo ejemplar.
¿Quienes quieren casarse con esta visión cristiana hoy por hoy?
Nadie.
Bueno, pocos. Muy pocos. Por eso se conforman con las bodas civiles o las bodas de otras creencias espirituosas que no comparten los mismos valores y que están destinadas al fracaso, al pecado y a la perdición.
Por lo mismo si no está seguro de lo que trata el matrimonio verdadero lo mejor es NO CASARSE NUNCA. No arruinarse la vida y no arruinársela a los demás. Pues si.
Hacerlo con la verdadera actitud o mejor evitarlo es lo más inteligente en estos tiempos.
Verdeth