sábado, 22 de julio de 2023

¿Y EL REGUETÓN APÁ?

¿Y el reguetón pa? Luego del surgimiento al mundo musical del mejor cantante de todos los tiempos, Peso Pluma, el reguetón ha dejado de escucharse considerablemente tanto en mi barrio como en las redes sociales y antros de moda así como estaciones de radio. Aunque mayormente el remedio haya salido peor que la enfermedad. 
La cultura sonidera (soundsystem) dio origen al reguetón, rap, dance hall, ragamufin. Antes con discos de vinilo los raperos y reguetoneros se ponían a rapear entre los turnos de un DJ y otro. Ahora tocan su música en MP3 aún en lo que tanto raperos como reguetoneros que ellos llaman conciertos pero que en realidad en ese formato de música pregrabada sigue siendo un evento sonidero de música por computadora. 
Por eso el cantante Peso Pluma, quizás novio de algún influyente en los medios masivos, se puso a la cabeza de la música regional mexicana más escuchada en formato de "corridos tumbados" ya que en sus presentaciones sale con su conjunto musical. Para la mayoría de la gente la música real es la analógica, guitarras, tubas, acordeones y tololoche. 
Y la música electrónica plana y pregrabada es para los clubes, antros y soundsystems.
La música populachera mexicana es la de mayor aceptación en el país, ninguna otra. Ni el rock, ni el rap, ni el reguetón estos más bien productos del globalismo y la ingeniería social. Lo único que les faltaba era enfocarse en los niños, adolescentes y jóvenes adultos con el fenómeno Peso Pluma y Natanael Cano para que tomara la suficiente fuerza y crear un nuevo público aficionado reforzar el existente  fanático de los corridos y  llevarlo a la cúspide exaltando la narcocultura y otras temáticas afines de la vida agropecuaria.

No hay duda que la música hace feliz a la gente sencilla y una generación siempre piensa que su música es mejor que la de otras generaciones. Está de verse. O más bien de escucharse. No olvidar que antes se consideraba mejores a quienes vendían más discos físicos, cosa que que ya no sucedió con la música de moda actual que su popularidad se basa hoy en listas de reproducción en plataformas digitales de distribución musical. Así el nuevo músico tenga mucho talento y su producción musical esté bastante bien hecha por gente muy capaz eso ya no importa a la humanidad entera de hoy. Si no tiene millones de reproducciones en youtube, spotify, no se destaca en la profesión musical. 
Ahora basta con que algún cantante se vuelva viral en redes sociales y sea visto por millones para que otros millones de usuarios volteen a verlo aunque su propuesta musical sea pobre, mediocre, aburrida y carente de cualidades artísticas superiores. Como es el caso de Residente Calle 13 o de Bad Bunny que lideró las listas de popularidad algunos años al igual que otros reguetoneros y raperos que al parecer han pasado a la historia y los medios masivos ya no se ocupan de ellos, ni en el mundo los hacen y si se mueren ya a nadie le importa. Así es el gran público de voluble y culero. 
Particularmente uno que está un poco más familiarizado con el sonido electrónico "global" resulta que se desarrolla una mayor tolerancia al reguetón, rap y trap de Puerto Rico y USA que con la machacante música regional mexicana y analógica. Pues habrá que irse adaptando porque ahora la narcocultura impera e impone su sonido y su propia visión de la historia llegando a la cúspide de la música popular y ahora resulta que tiene una gran demanda ya que sus letras hablan de darse una vida de excesos y lujos, de sexo y hedonismo, de dinero y poder. Y atrás quedó el reguetón y su sonsonete que incitaba al perreo y el goce del momento. Existen, pero ya no controlan, ya no llenan estadios y muy rara vez salen a cantar en los programas de TV más famosos. A nadie le importa una mierda el reguetón, es evidente. Lo único que pudiera rescatar un poco al cantante de reguetón o de rap es que colaboren con los cantantes de corridos tumbados y ya lo intentó Bad Bunny, sin mucho éxito. Su reinado llegó a su fin.
¿Y el rap? No, ese ya estaba muerto desde hace mucho tiempo. 
Es cuánto. Cambio y fuera.