JOSÉ
Cuando estés en el lecho de muerte te voy a recordar que te estabas rajando de ser artista, uno no puede dejar de ser artista aunque quiera, me dijo José.
Por lo cual le respondí: no me gusta pensar en mi muerte. Pero de estar en mi lecho de muerte prefiero mil veces estar hablando con un sacerdote que con un pinche colega artistoso.
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ALMEJO
El Almejo es un drogo que todo el día según él se la pasa trabajando. Y sí lo contratan los vecinos, alguna vez trabajó en mi casa y primera y última porque no trabaja bien. La cosa más sencilla, por ejemplo: poner unos cortineros. Se tarda mucho y te da el trabajo terminado de apariencia porque luego de unos días se caen los pinches cortineros de un lado y de otro o se cae la barra por el peso de la cortina. Total, que es como si uno lo hubiera hecho mal y sin herramientas, clavando los clavos con piedras o con el tacón de un viejo zapato bostoniano que no nos hemos atrevido a tirar porque es lo único que tenemos para cuando ir a un lugar bien vestido.
Y el Almejo no es que sea malo, es drogo y mezquino. Un día le pedí que me consiguiera mariguana y se negó. Ni con propina me capeó. Que puede conseguir lo que sea, todo tipo de drogas y hasta un riñón sano, todo excepto mariguana.
Y nos fuimos distanciando. Ya no me habla, antes me saludaba. Pues ahí anda comiendo su pan bimbo y su drogacola. Es lo que come todos los días. Veo que necesita beber más agua pero nunca lo he visto beberse un vaso de agua, pura soda.
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EL PARANOIDE
No sé cómo se llama porque es de esos tipos que se acercan a cierta hora a platicarnos cualquier pendejada. Como que es cinturón negro de karate, que conoce de armas blancas, estudió computación e inglés a inicios de siglo y cree que eso es educación con futuro. Si recuerdo que les enseñaban a navegar por internet explorer. Y usar el programa Word, el Paint y así. Dice ser soltero y le creo, no estoy seguro si es mayor que yo, de mi edad o más joven quizás porque tampoco estoy muy bien hecho que digamos y si bien no me veo muy grande ya tengo mis años, ya me chingué las rodillas y me duele la espalda y también me duele vivir. Pero el Paranoide a veces dice unas cosas que me dejan pensando. Por ejemplo, dice, que los pobres no tienen derecho a tener relaciones sexuales. Que somos demasiados y que ya no es necesario tener hijos, una razón por la que vale la pena tener sexo, dice.
También el Paranoide odia a todos esos youtubers que hacen contenido para niños. Dice el Paranoide que ellos saben poner a sus hijos en situaciones en las que una gran cantidad de suscriptores reproducirán sus videos y en estos aparecen los niños siendo castigados, llorando o actuando que lloran desesperados, niños amarrados, niños atrapados o en peligrod constantes.
Y que no les importa, que ellos utilizan a los niños para que mucha gente los vea incluso varias veces. La última vez que ví al Paranoide fue una vez que vino vestido con traje de camuflaje y dijo que Rusia siempre no era un país tan temible. No pueden con un pinche país chiquito como Ucrania, menos van a poder contra los gringos. Y ya no ha vuelto en mucho tiempo.
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EL CHARLY
Rosarito pinche pueblo bicicletero ha crecido mucho de comienzos de siglo al presente. Antes el pueblo tenía sólo una calle donde cabían un carro de ida y otro de vuelta. Y todo alrededor, todo, estaba repleto de tierra. Parecía una ranchería. Incluso había muchos caballos y dejaban por doquier sus respectivas porciones de cagada. Las tiendas. Y licorerías tenían unos troncos para atar a los pinches caballos. Lo que se conocía como centro era el hotel Rosarito y algunas cantinas para gringos meados. Y el Charly es un vaguito venido de la Ciudad de México. Algún conocido le dijo que yo hacía dibujos de mujeres encueradas. Un día se me acerca en las mesas de afuera del café Capuchino's y me ofrece un cigarro, antes de podía fumar en las cafeterías, lo tomo y se me acerca al oído y me dice: " yo tengo el pito bien grandote" o que allá en la Capital se cogía a todas sus primas, hasta a las que estaban bonitas. Hizo una señal de cuernos rockeros y se fue gritando
¡Puro Led Zepellin! Zepeleeeen....fuck yeah. Luego entendí que quería que lo dibujara.
Y bueno, en otras ocasiones me han dicho lo mismo pero otros cabrones aún más fugaces y no tan perdidos en la droga como el Charly. Fíjate que tengo un pitote, o la tengo bien grandota. Así me han dicho y no entiendo la razón.
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JULIETA
Alguien conocido de Julieta le tomó una foto a mi pintura "la casita" que era uno de esos cuartuchos en las colonias nuevas que estaban en los cerros de Rosarito todavía a principios de siglo. Julieta la quiso porque le recordaba a las casas de cuando ella llegó a Tijuana cuando era niña procedente de Chihuahua. Y antes cuando me hablaban por teléfono números desconocidos siempre contestaba, ahora no. ¿Verdette? Hola. Habla Julieta Gonzalez Irigoyen. Mi amiga Martha Parada me dio tu número y me interesa comprarte tu cuadro de la casita.
En realidad no quería venderlo pero me ofreció 100 dólares. Y como no tenía dinero acepté llevárselo a Playas de Tijuana. ¿Cómo eres?. Pues soy un gordo con barbas, respondí. Gordo así, gordote, abominable -preguntó- no, no tanto (tuve que responder) Y nos encontramos en un centro comercial, le entregué el cuadro y se veía muy contenta con su nueva adquisición pictórica. Tengo entendido que la señora colecciona arte. No la volví a ver, de eso hace como 20 años. Al escribir esto Julieta es una señora muy mayor que sigue escribiendo sus poesías en facebook y en libros. Hace poco me encontré un libro de ella en los libros usados a 10 ridículos pesos, ni un dólar, y es una de mis escritoras favoritas.
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DANI
De esos amigos fugaces de otros amigos fugaces con los que fumaba mariguana. Vivía en una traila destartalada. Había venido de Veracruz. Tenía un año en la ciudad. Se dedicaba a la cocina. Odiaba su trabajo. El Dani movía drogas en Veracruz. Perdió todo y tuvo que huir. Te conseguía mota siempre y cuando le dieras una porción de lo que te conseguía aparte de la que te descontaba en el camino. Te venía entregando 50 pesos de 100 que le dabas. Era frío e hipócrita. Nunca habló de su familia. Una vez quería fumar y fui a verlo para que me consiguiera algo para fumar. Ya no estaba. Se había largado de la traila que le prestaban para dormir. Nadie supo a dónde. Previamente hizo un robadero en las casas aledañas. Se llevó mangueras, herramientas, una bicicleta y hasta ropa que habían dejado tendida. Por eso nunca se debe dejar la ropa tendida toda la noche.
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