Canelo es una versión un poco mejorada del infame boxeador mexicano de caricatura Jorge Kawagi, un junior hijito de papi que ha sido campeón mundial de peso crucero y semicompleto, todas sus peleas las ganó con nocauts. Obvio que les pagaba a sus rivales para que se dejaran caer en cierto round y venderse, sin mucho éxito, como un boxeador de pegada brutal. Pero ni de pedo, no pega ni estampillas. Tengo más de 30 años de aficionado al boxeo, ese esperpento no es boxeador. Cualquier boxeador profesional a mí me puede romper el hocico en un round. Pero la verdad que al Kawaghi si me le hubiera puesto en sus mejores tiempos y la verdad que a alguien tan bulto, tan lento, tan débil, hasta yo le partiría su madre sin mucho esfuerzo. Era campeón del CMB y de la OMB, dos prestigiosas organizaciones boxisticas de talla mundial. ¿Cuanto le habrán costado los campeonatos? Porque en una pelea real ese tipo perdería sus peleas con cualquier boxeador serio. Para empezar un boxeador real no se pone silicona en el pecho, eso déjalo a las teiboleras mi George.
Quizás Kawaghi era parte de un proyecto secreto de hacer boxeo chusco o de vacile como sucede en la lucha libre y las "payasiluchas" en donde la violencia es chusca y se privilegia el baile, la pantomima y la interacción con el público y los personajes son que el Chavo, el Chapulin Colorado, el Burro de Shrek, Shrek mismo, y así. Hay varios luchadores que más bien le hacen al cuento. Quizás el boxeo contempló hacer lo mismo, payasibox, pero no. Lo que es un hecho sin duda es que hay peleas falsas, como todas las peleas ridículas de Kawaghi donde él ha noqueado a todos sus rivales con esa pegada de niñita que tiene.
Afortunadamente para el boxeo el Kawaghi ya se retiró, que de seguir disque boxeando pues cada vez más gente caería en la mentira, en la estafa. Lo que hicieron entonces los mafiosos de Las Vegas fue hacer las peleas falsas un poco más creíbles.
Y por eso sacaron al personaje del Canelo Alvarez, un fraude total de principio a fin. Se entrena, es un gran atleta y buena persona que ayuda a mucha gente. Pero que sus peleas están arregladas. Paga muy bien para que sus rivales no lo noqueen. Así de simple. Las cláusulas de sus contratos en la empresa boxistica que es de su propiedad, Canelo promotions, les ha de dejar bien claro que no lo pueden madrear gacho ni mucho menos noquear para siempre mantener su nivel. A sus rivales escogidos por él mismo no les queda de otra que apechugar si quieren llevarse una buena lana, como Golovkin en esta su tercera ocasión que se enfrentaron. Puro pedo hombre, puro marketing, puro show. El Canelo apesta. Es un tipo carita, atlético y muy disciplinado pero no es ninguna amenaza para ningún boxeador fuerte que abundan y que les saca la vuelta. Y cuando se enfrenta a uno astuto, ágil, con buena defensiva y destreza pierde como cuando se enfrentó al "dinero" Mayweather que se lo bailó bien y bonito y no lo noqueó porque se ha de haber comprometido a no hacerlo pero de que pudo hacerlo, podía. Porque en Las Vegas es así. Ya no son las peleas como en los tiempos de Julio César Chávez, ahora más bien son los tiempos de los boxeadores fraudulentos, como su mismo hijo el Culito Chávez, el junior que para lo único que sirve es para ser drogo. Pero el Canelo...cae bien, es buena gente, es callado, es tranquilo; pero es todo un fraude. Insulta al boxeo al presumir ser el mejor boxeador del mundo. Necesita alguien que lo reviente a tortazos. Cosa que nunca sucederá pues en el contrato paga para que no le peguen duro. Es un pose, un actor mediocre, es un rata, no la arma. Es un Jorge Kawachi con más suerte y disciplina pero no es ni por asomo lo que presume: el mejor libra por libra del mundo.
No nos hagas reír pecoso. Ni al caso. Pelea bien con un campeón nacional que no se venda y te rompe el hocico.
Kawachichis y Canelín son casi lo mismo: una burla. Payasiboxeadores más bien.
Verdeth
Pd: y tú Kawachichis: cuando quieras tirar guantes de verdad aquí estoy. Te cobro barato si quieres que te parta tu mandarina en gajos. No soy boxeador pero contra ti hago una excepción.