Los mugrosos viven en la periferia de la ciudad perdida como la Cenicienta sin su zapatilla. Los mugrosos son invasores de terrenos anarco-comunistas pero sin sospecharlo. Viven de la gorra, la dádiva bimensual que les da el gobierno a cambio de su voto, viven de lo usado y la pepena.
Los mugrosos no toman agua pero si se empinan dos litros de cocacola. Amarran a sus perros todo el día en la noche drogados los sueltan para que se alimenten de los botes de basura. Cuando no encuentran nada en los basureros entonces los mugrosos les dan tortillas remojadas en agua sucia de los trastes y ollas. Los mugrosos comen tacos de arroz, de chile y de huevo cuando les sobran unos pesos. Los mugrosos juntan fierro viejo, juntan latas y trebejos que acumulan en sus patios amplios que nunca pagaron. Se van al reciclaje, con lo que ganan se compran cristal y cervezas y se ponen drogos y borrachos y no los vemos por varios días hasta que resucitan de nuevo al cuarto o quinto día para comenzar de nuevo el.ciclo. Todos somos felices cuando ellos no se salen a hacer ruidos. Los mugrosos tienen hijos siendo apenas unos niños y sus hijas adolescentes primero tienen hijos de varios padres mucho antes que un orgasmo. Cualquier pendejo se las coge. Los mugrosos además son envidiosos, odian al que tiene lo que ellos jamás han podido procurarse, ya sea un carro, un empleo, un talento o ser de piel más clara, la luz en la noche que no han podido robarse. Los mugrosos son religiosos cuando les conviene. Reniegan del Dios católico aunque en esta fe fueron bautizados de pequeños, asisten al culto del protestante porque a veces les dan despensas, arroz, frijoles, dinero o bisteces. Cuando no dan nada ni de broma se asoman porque viven más contentos sin DIos y sin diablo. Los mugrosos son bobos, crueles y desalmados de vez en diario. Los mugrosos son impredecibles. Escuchan rap en sus bocinas agudas y luego las rancheras mientras pelan cada tres meses un pobre gallo famélico que a diario los despertaba quizás para que le dieran algo de comer. Comen gallo y se ponen agresivos, los mugrosos son de pleitos, de chismes, gritos y visitas a la comisaría. Los mugrosos son obscenos desde temprano. Jamás han llevado una solicitud de empleo a ningún lado. Viven como parásitos de ellos mismos, de esos y de aquellos. Los mugrosos no se pierden los velorios porque van a beberse varias jarras de café y galletas que dan a los deudos las agencias funerarias. Y cuando se acaban van a las oficinas de la funeraria y avisan que el café y las galletas ya se han acabado mientras los deudos llorosos rezan rosarios y al verlos se preguntan: ¿Y a estos mugrosos quien los ha invitado? Porque hablan a gritos manoteando al viento. La gente toma a sus niños de la mano y los aparta a un lugar más seguro. Son los mugrosos y les pertenece el futuro.
Verdeth