El rock es unión, baile, rebeldía, vivir el momento, no en vano todo eso vuelve a esta corriente musical de las favoritas del mundo de todos los tiempos. El rock es una religión, una filosofía de vida. A toda esa gente no les importó las recomendaciones que 24/7 hacen gobiernos y medios masivos así como las pendejas redes sociales. Vida solo hay una y habrá que vivirla al máximo, al límite.
El rock como ninguna otra corrente musical se rebela a lo establecido y le da al mundo una esperanza. El rock salva, el rock triunfa, el rock es el amo musical y el evento masivo es su ritual catártico por excelencia. Los templos fueron cerrados por un año y ya no volvieron a la normalidad.
Ahi tenemos a los sacerdotes postpendémicos con sus cubrebocas protegiendo su vida de carne y hueso en detrimento del espíritu, con las manos embadurnadas de gel y haciendo un culto sanitizado mientras jóvenes y gente de todas las edades se revuelcan en la tierra, bailan slam, gritando himnos de libertad, alegría y rebelión.
Cuando ya todo estaba perdido surge el rock para enseñarle al mundo la mejor manera de vivir en rebeldía permanente contra un mundo borreguil, apático y cobarde.
El rock da la pauta de nuevo, asumiendo el riesgo de vivir a pesar de todo. Vida sólo hay una y no queda de otra que vivirla a nuestro propio modo, guste o no.
No vamos a dejar de vivir al máximo y no permitiremos vivir con miedo. La única certeza es la muerte. Cuando esta venga hay que estar seguro de haber vivido y descansar en paz.
Que viva siempre el Rock.
Verdeth