Ya teníamos unos meses de fallida relación. No estábamos de maravilla. Lina salía mucho sin mí, que al café, que a bailar con sus amigas. Yo me quedaba en casa deprimido con la sensación de que le daba un sentimiento entre asco y pena. Y luego las finanzas a la baja. Nomás dejé de trabajar un tiempo y todo comenzó a salirnos mal. Ya ni dormíamos juntos, era común que varios días a la semana se quedara a dormir con su mamá o su hermana. Y lo que que nunca: aquella mañana a las once nuestro departamento olía penetrantemente a tabaco. El humo de cigarro era inusual en nuestra vida vegana y mariguanera. Lina estaba fumando tabaco aún sin haberse preparado algo de desayunar. El desayuno es la comida más importante del día. Uno siempre debe almorzar como rey, comer como príncipe y cenar como artista sin beca del gobierno, o sea, como mendigo. Super mal plan, Lina fumando tabaco. Y en ayunas. Y con su mirada perdida en el sillón donde tantas veces hicimos el amor. Me acerco a la cocina y la pendeja finge no verme o hace como si yo no existiera. A pesar de que odio el humo de cigarro porque me duele la puta cabeza, Lina se compró un paquete de cigarros marca "delicados" que de delicados sólo tienen el nombre pues son cigarros rudos, hediondos a morir. Lina tenía la boca caída para un lado parecía como si recién la hubiera vacunado de algún virus zombie. Comienzo a dudar de dejarla en paz en su onda existencialista, ayudarla, esperar a que vuelva en sí por si quisiera platicar. Busco la cafetera francesa y la cargo de café chiapaneco que vende la comunista Helena Kaffi en su tienda de artesanías San Charbel, recinto altamente chairo culturoso en donde se junta el zurdaje local del pueblo Rosa y amiga incómoda de Lina Mayans, mi gran amor, amor como el nuestro no hay dos en la vida por más que se busque ¿Pongo agua para dos o sólopara mí? le pregunto a Lina pero no me contestó. Hay algo que quiero decirte -dijo Lina con tono muy sutil a punto de llorar- y es cuando recuerdo el sueño premonitorio de cuando Lina y yo fuimos a una orgía con todas las luces apagadas y que yo no me pude coger a nadie, sin embargo en un cuarto con luz roja vi que varios hombres con penes enormes le estaban dando duro a Lina como si fuera un tambor de guerra. Y yo veía cuando se las chupaba a todos y como se de daba de sentones en un tiempo tirado en la alfombra mientras se las chupaba a todos los que estaban con ella. En aquel sueño Lina llevaba dos trenzas a los lados y los cabrones esos se las jalaban mientras ella les daba de becerrazos. Y yo como el chinito "nomás milando" sin cogerme a nadie pues. Ella estaba feliz en la orgía como si yo nunca hubiera existido y yo valiendo pito en esa fiesta, metáfora de lo que pronto sería nuestra vida en pareja.
Siento que perdí mi libertad al casarme contigo. Fue muy bueno por muchos periodos pero de un tiempo para acá siento que ya no avanzamos y que estoy perdiendo la motivación. Ya no quiero fumar mariguana, quiero pensar naturalmente, sin embrutecerme con mariguana como tú todo el día -me dijo Lina sacando todo de su ronco pecho- ¿Qué? ¿o sea que ya vas a dejar la mota, el veganismo, nuestra onda new age, la literatura, la música electrónica? Le pregunté alarmado pues nuestro mundo otrora feliz estaba colapsando en mis narices como si fuera un vil servicio público dentro del neosocialismo, tipo recolección de basura, ya ven que el estado fallido ni la puta recolección de basura nos puede garantizar. Oh Lina por Dios ¿desde cuando comenzamos a valer macana? ¿Será desde aquella vez que fuimos al extinto carnaval de Ensenalgas? Es que me les quedaba viendo demasiado a la pepa de las mujeres que bailaban y movían sus culos y caderas al son de la samba trepadas en las comparsas de sus carros alegóricos. Yo ni siquiera tomaba tanto porque siempre me tocaba manejar de regreso en nuestro carro del año sacado a crédito de la Ford, otro de los gastos pendejos que nos llevaron a la ruina. Lina no quería carros usados que para no batallar con los mecánicos que son un asco y estafadores. Pero Lina se dio cuenta que mis ojos no era sólo para ella y que me servían para ver hermosos culos brillosos y gelatinosos con estrías y celulitis. Y como Lina Mayans tenía las nalgas planas, creo que se sintió acomplejada o sólo buscaba pretextos para estar cada vez más mal. No me quejo del cuerpo de Lina, de hecho siempre olía bonito. Las nalgas eran escupibles, yo siempre se las escupía porque a ella parecía agradarle. También le gustaba que le mordiera las nalgas hasta dejarle mis dientes marcados. Otra cosa que me gustaba mucho de ella era usar su panza como almohada y escuchar sus jugos gástricos y tripas in crecento. Y cuantas veces al despertarnos hacíamos el wake and bake, el pipazo mañanero y ponernos bien contentos. Era mejor que el sexo, quedarnos los domingos tirados en la cama, todo en desorden, andando bien fumados de la verde hasta que se nos hinchaban los ojos, carita de chino feliz. Pero Lina estaba traicionando, no sólo el dueto maravilla, también traicionaba el buen hábito. Carajo, que fumar tabaco en ayunas no podía ser una buena señal. Fumar sin nada en el estómago, es algo así como abrir innecesariamente las puertas del Hades, advertencia de una escena muy densa de suspenso y mala vibra como si de pronto aprovechara un descuido mío al abrocharme las agujetas de mis adidas run dmc y en eso me clave un cuchillo cebollero en la nunca o peor: que me dijera "Plutarco, estoy embarazada" y yo le preguntara ¿pues de quien es? Porque tú y yo...no es posible. Desde aquella vez que lo hicimos en Amsterdam hace seis años. Apenas y recuerdo haberlo hecho; hablamos de darnos un tiempo, Lina es obsesiva compulsiva controladora y celosa.
La conozco muy bien. Es una psicópata incapaz de estar bien después de ser criticada. Por eso nunca la critico. "Eres demasiado para mí". Me regresé al cuarto pensando en lo que me dijo, que era demasiado para ella. ¿Demasiado en buen sentido o demasiado en el malo, demasiado que soy mucho hombre para ella o demasiado tóxico, demasiado bola de mierda como para seguir aguantándome? Pues demasiado bueno queda descartado. Soy un buenísimo para nada. Por ejemplo toda la familia Mayans siempre ha creído que soy muy poca cosa para Lina ya que apenas terminé la preparatoria y en estos tiempos ya no sirve para nada. Pero a mí no me gusta trabajar ni recibir órdenes de ningún hijo de su puta madre. Yo soy bohemio. Tener empleos nunca ha sido lo mío, prefiero el comercio. Pero yo no he tenido una buena racha siendo comerciante. Tengo problemas con mi mujer. Soy demasiado para ella. Demasiado pobre, demasiado orgulloso, demasiado necio. Es bueno que nos demos un descanso y que ambos probemos las mieles de la libertad -me dijo Lina y se acabó el cigarro delicado apagando la colilla en una cáscara de toronja que quedó de la noche anterior de una ensalada de frutas que le preparé y que ni siquiera probó. Lina no quería ya nada de mí, ni siquiera mi aire, mi alma, y ya ni hablemos de mi cuerpo fofo y pesado con olor a papitas ruffles sabor crema y cebolla o doritos. Tomo la latita de vicks vaporub y me pongo un poco en las fosas nasales y respiro profundamente. Estaba esperando este momento nena-le dije- y te doy dos semanas para que pienses bien las cosas antes de salirme de aquí, nuestro otrora nidito de amor, pero quiero que estés muy segura de lo que decidas porque una vez que saque mis cosas de aquí, una vez que me vaya en serio y te entregue mis llaves del departamento, oílo bien, nunca más volveré. En mi puta vida jamás volveremos a hablar y y yo me voy a coger a muchas otras mujeres de todas edades, colores, tamaños y niveles económicos. Voy a agarrar parejo, cabrona. Y mi cogedera no tendrá fin -¿esto último lo pensé o en verdad se lo habré dicho?- Lina tomó su bolsa, su paquete de cigarros delicados sin filtro, sus llaves, y me dijo: nos vemos luego. Al cerrar la puerta fuí a golpear la pared, le dí de patadas a los muebles, hasta los rompí. No mucho, pero le hice varios hoyos al ropero. Pego fuerte. Lina no escuchó los vergazos a los muebles. Mal pedo porque ahora me tiemblan las manos y los nudillos me sangran como cuando sangraba el Travieso Arce en la defensa de alguno de sus campeonatos. Y sentí pena de ser yo. De ser tan tonto e impotente, de no ser estoico, de no poder controlarme. De volverme loco por un culo, el culo más espléndido y calientito del noroeste, la costa izquierda. Pasaron las dos semanas y al encararnos de nuevo le pregunto amablamente qué había pensado. Sigo en lo mismo, es necesario que me des mi libertad -me dijo Lina-. No se diga más. Tomé mi mochila y me fuí. La bolsa de Lina estaba abierta y tenía otro paquete de cigarros sin abrir. Eran las nueva de la mañana.
Verdeth