viernes, 17 de diciembre de 2021

LA AMARGURA


 La amargura es una manera de llamar la atención. Hay de amarguras a amarguras, no todas son por las mismas razones. Lo que sí es extraño es que una vez que la gente se hace una idea de nosotros es muy difícil que la cambien. No permiten que los que antes estaban amargados ahora estén de buenas o que procuren su felicidad. Necesitan del otrora amargado como apoyo ya que la gente que se niega a cambiar busca todo aquello que no le permita el cambio para afianzarse y no cambiar nunca. Buscan empatía, compatibilidad en la amargura. Quieren el orden anterior de las cosas, de cuando el amargado estaba en su zenit de autodesprecio y soledad también.

Todo aquello que nos aleja de nuestra naturaleza hace daño, nos vuelve enfermos, violentos, tristes y amargados. Una persona que tenga muy marcadas estas formas de ser es porque se ha alejado de sí mismo a tal grado que la infelicidad tomó el control de toda situación.

En estos tiempos es inevitable alejarnos de nuestra naturaleza y encaminarnos a la infelicidad tal y como lo hicieron nuestros padres y abuelos en tiempos anteriores. ¿Pero valió la pena hacer lo mismo que otras generaciones? ¿cuales serán los costos?


Desde luego el alejarse de la propia naturaleza es un causal que va tomando distintas formas. En serio que hay personas amargadas que se casan no para formar una familia sino para, en el caso del hombre, tener una sirvienta confiable en casa con la que además puede fornicar y en caso de las mujeres enajenadas de su naturaleza, para tener alguien quien las mantenga económicamente mientras ellas gocen de la vida irresposablemente aunque la mujer es por mucho más sensible a su propia naturaleza.
Las mujeres amargadas por lo menos han de estar bellas y bien cuidadas para que alguien se fije en ellas.
Aunque luego descubran el abandono espiritual en el que viven y mejor decidan conocer y amar a otra mujer.

Siempre ignoramos que sin el amor suficiente por uno mismo, el amor de pareja no prevalece. Y el amor por uno mismo es estar a tono, al máximo posible, con la naturaleza. Porque al conocer la naturaleza conoceremos la naturalidad de lo espiritual. Del reino de los cielos, de la mente y el espíritu que son las fuentes de la felicidad genuina. Cuando lo descubramos,  nuestro pasado amargado no tendrá sentido y será sólo un recuerdo que hasta nos sentiremos un poco ridículos al darle tiempo pero es bueno porque entonces sabremos que ya no estamos bajo el yugo de la amargura y que no queremos volver ahí nunca.

Aunque la gente nos extrañe de amargados, no importa. Si lo hacen, es porque ellos también están amargados y necesitan apoyo como ya había dicho. Pero alejarse de la naturaleza es el camino a la vida artificial, tanto, que los hacen sentir cómodos con su forma de ser.

Cuando ya no podemos más con la amargura y la infelicidad nos lacera el alma, es tiempo de saber que todo lo que hemos hecho en el pasado nos ha arrojado a estas condiciones de "vida" actuales y es necesario hacer ahora lo contrario a lo que hicimos antes, cambiar. Hay que correr a la naturaleza, en silencio meditar, leer libros que nos reparen el alma, que nos devuelvan la inocencia y la niñez perdida o arrebatada. Contactar con nuestro ángel de la guarda y confiar en el Supremo que no creó a un sólo ser para que viviera todo el tiempo amargado. Miren los árboles, los animales en su habitat natural y los que son amargados sólo los que están domesticados, como los humanos.

Todo la felicidad posible está en uno mismo. La amargura enferma y destruye amistades y familias.


Y ahí nos vemos porque se me están quemando los frijoles!!!

David Gordon


 
 

Dibujos: Verdeth