El populismo mexicano encabezado por el papanatas Lopitos Robador se ha propuesto desde hace un tiempo ponerle sellos de advertencia a todo producto de consumo popular. Que supuestamente ayudará al consumidor a pensarla muy bien el comerse un producto con mucha azúcar, grasas, grasas saturadas, sodio o con demasiadas calorías. Seguramente el mexicano va a dejar de comer todo eso o de beber su drogacola. Eso jamás va a suceder. De hecho pasa lo contrario: mientras mas le digan al mexicano que no haga tal cosa, la hace más. Quizá eso busca el gobierno, ya que no ha hecho nada bien y esas medidas son tontas e inútiles que en realidad buscan afectar a las empresas. Como los comunistas del morenasco nunca han creado una empresa lo suyo es destruirlas.
Como consumidor a mi no me importan las advertencias del gobierno sobre los productos que me gustan. El presidente no es una persona que tenga en alta estima la salud, nomás hay que verle la panza lombricienta.
Es incongruente que una persona toda sebosa según se preocupe por la salud del pueblo y que se la pase de garnachero, pozolero y tamalero a diario.
Al gobierno no le preocupa la salud de los niños. Para creerle, debería ser México un país antiaborto, debería ser ilegal dejar sin medicamentos ontológicos a los niños y adultos mayores que muchos requieren cuidados casi como si fueran niños. No le preocupa la obesidad porque el presidente está gordo, sus hijos son gordos, sus funcionarios son gordos tripones. Pura incongruencia con el López Robador.