Y es que los chinos son mucho de comprarse o bajarle a otros lo que ellos necesitan. Tienen a media humanidad cautiva con su aplicación. A mí no porque no me gusta hablar ante una cámara, me hago respetar con seriedad y malas miradas y como artista conozco varias formas de expresarme sin caer en la enajenación, en el falso mundo de las apariencias virtuales y la aceptación social.
En cortas palabras, a mí me la pelan. Además evito lo chino como si se tratara de la peste bubónica. Eso me hace vuelve un poco más listo.
No hago más fuerte al enemigo del mundo.
Estamos ante una nueva generación de tribus urbanas de mujeres jóvenes, bellas y tontas que les place mover las chichis, nalgas y la panocha por unos likes o compartidas de sus contenidos. Otras tienen la opción only fans donde se pueden encuerar.
Se toman el entretenimiento como algo que debe ser constante porque tienen el temor de que si no publican una pendejada los fans los pueden olvidar y eso no lo pueden permitir.
Así nuestra juventud apostando todo por la imagen, por la superficialidad y lo triste es que creen en verdad que pueden hacer una vida con eso. Ya no estudien, con enseñar chiche y nachas les irá muy bien. Mucho cuidados con lo tetes.
